El pontífice en Santa Marta: "la luz de Jesús no se impone, es humilde"

Y precisó que ‘la luz del mundo es una luz artificial que nos hace soberbios y orgullosos’. Invitó a pedir el discernimiento del demonio disfrazado de ángel

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El santo padre ha recordado esta mañana en la homilía de la misa celebrada en la residencia de Santa Marta que «siempre donde está Jesús hay humildad, amabilidad y amor». Y sobre la diferencia de la «luz tranquila» de Jesús que llega a nuestro corazón y la luz del mundo, una «luz artificial» que nos hace soberbios y orgullosos.

Haciendo referencia a las palabras de san Pablo dirigidas a las primeros discípulos de Jesús: ‘Vosotros hermanos no sois de las tinieblas, sois todos hijos de la luz’, el papa Francisco ha observado que esta luz ‘no ha sido querida por el mundo’. Y ha subrayado que Jesús ha venido para salvarnos del pecado, «su luz nos salva de las tinieblas».

«Se puede conocer todo, se puede tener ciencia de todo y de esta luz sobre las cosas. Pero la luz de Jesús es otra cosa. No es una luz de la ignorancia, ¡no!, es una luz de conocimiento y sabiduría, pero es diferente de la luz del mundo.

«La luz que nos ofrece el mundo es una luz artificial, fuerte -quizás más fuerte es la de Jesús ¡eh!- fuerte como los fuegos artificiales, como el flash de las fotografías. Sin embargo la luz de Jesús es una luz suave, es una luz tranquila, es una luz de paz, es como la luz en la noche de Navidad; sin pretensiones», ha explicado el pontífice.

Ha continuado matizando que la luz de Jesús «no hace espectáculo, es una luz que viene al corazón». También ha advertido que es verdad que «el diablo muchas veces viene disfrazado de ángel de la luz: a él le gusta imitar a Jesús y se simula bueno, nos habla tranquilamente, como ha hablado a Jesús después del ayuno en el desierto». Por esto, el santo padre ha invitado a pedir la sabiduría del discernimiento para conocer cuándo es Jesús que nos da la luz y cuándo es el demonio disfrazado de ángel de la luz.

Así mismo, ha explicado que «la luz de Jesús podemos conocerla porque es una luz humilde, no es una luz que se impone: es humilde». Además de ser una luz «que te ofrece la Cruz. Si nosotros en nuestra luz interior somos hombres mansos, escuchamos la voz de Jesús en el corazón y miramos sin miedo la Cruz: esa es la luz de Jesús».

El papa Francisco ha indicado también cómo distinguir la luz de Jesús de la falsa: «Siempre donde está Jesús hay humildad, mansedumbre, amor y Cruz». Debemos por tanto ir detrás de Él «sin miedo», seguir su luz porque la luz de Jesús «es bella y hace bien».

Francisco ha finalizado recordando que «Jesús no necesita un ejército para expulsar los demonios, no necesita de la soberbia, no necesita de la fuerza, del orgullo. ‘¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen’. Esta es una palabra humilde, mansa, con mucho amor; es una palabra que nos acompaña en los momentos de Cruz. Pidamos al Señor que nos de hoy la gracia de su Luz y nos enseñe a distinguir cuándo la luz es de Él y cuándo es una luz artificial, hecha por el enemigo, para engañarnos».

(Fuente l’Osservatore Romano y Radio Vaticano)

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ZENIT Staff

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