El presbítero y el diácono deben estar dentro del pueblo de Dios y no por encima

Diálogo con el padre Giuseppe Magrin, nuevo presidente de la Unión Apostólica del Clero

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, lunes 5 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Se acaba de clausurar en esta ciudad la Asamblea Internacional de la Unión Apostólica del Clero (UAC), que tuvo como marco la celebración de sus 150 años de creación.

Durante este importante evento, que contó con un saludo del papa Benedicto XVI a través del secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, fue elegido como presidente internacional el presbítero italiano Giuseppe Magrin, con quien ZENIT conversó de este nuevo encargo y de otros temas de actualidad.

¿Cómo recibió esta elección por los miembros de la UAC?

–Don Magrin: Yo sabía de la expiración de los dos mandatos del presidente de la UAC, el infatigable monseñor Julio Daniel Botía Aponte, de Colombia. Me preguntaba por qué a mi «venerable» edad, mis hermanos me han escogido para la presidencia internacional, después de 8 años de una larga y anterior presidencia que duró desde 1991 hasta 2004. Por lo tanto, he aceptado, y como siempre, con el coraje inconsciente si no insensato, se puede seguir hasta que la buena salud lo soporte.

¿Cuáles son los otros cargos electos, de qué países y en qué servicios?

–Don Magrin: El primer Consejero UAC y Consejero para Asia es el padre Donald de Souza, de la diócesis de Lucknow, India, y el Consejero para América Latina es el padre Rafael Indave, de la Diócesis de San Carlos, Venezuela. Luego, el Consejero para África, es el padre Jean Claude Kombe, de la diócesis de Aneho, Togo, y el Consejero para Europa, es el padre Jeannot Gillen, de la Diócesis de Luxemburgo. Falta el consejero de Australia. El Tesorero es el padre Antonio Thuruthiyil, de la Diócesis de Jalandhar, India y el Secretario Pro Tempore es el padre Juan de Dios Rojas, de la Diócesis del Callao, Perú.

¿Cuáles serán sus principales áreas de trabajo como presidente de la UAC?

–Don Magrin: Tengamos en cuenta que la Unión Apostólica del Clero se estructura como Asociación sobre el modelo «ecuménico» de «Iglesia universal, comunión de Iglesias locales»; por lo que es una confederación internacional de grupos diocesanos; tengamos en cuenta también que en una nación, los responsables de las diócesis se constituyen en la Conferencia Episcopal, y por lo tanto, los grupos diocesanos de una nación, aprobados por los respectivos Obispos, se constituyen en una Federación nacional, con un respectivo Presidente. El objetivo es tener el Grupo UAC en cada diócesis de los países en los que existe la UAC, y en todas las naciones del continente donde la UAC no existe todavía.

¿Se desarrollarán nuevos proyectos?

–Don Magrin: Un campo por descubrir es el de un centro de investigación para estudiar las dos coordenadas del clero diocesano: el triple ministerio en su especificidad diaconal, presbiteral y episcopal y en su unidad, así como en la espiritualidad diocesana. En este sentido, tenemos el deber de ser una voz profética para todo el Pueblo de Dios, a partir de la diócesis (y la parroquia), no entendida como un contenedor de grupos y movimientos, o distribuidor de servicios, sino como una comunidad de evangelización. Después, se deberá revisar la Unión Apostólica de los Laicos, la interfaz de la UAC, creada el 1 de enero de 2000 con sus miembros y estatutos, que terminó en un callejón sin salida, a excepción de los grupos de UAL Congo-Kinshasa y de Angola, que están muy vivos.

¿Cómo debe ser el presbítero y el diácono permanente de la nueva evangelización?

–Don Magrin: Hay una redefinición total del diaconado y del presbiterado, de hacer las cosas al interior y no sobre el pueblo de Dios, con un obispo que tiene la plenitud sí, pero del ministerio ordenado. Tenemos la intención de solicitar este estudio no a partir de las funciones de cada uno, sino de la dimensión sacerdotal, profética y real del pueblo de Dios, como áreas del servicio pastoral: el ámbito sacerdotal (para el obispo con su presbiterio), profético y real (por el obispo con sus diáconos).

¿Cómo se debe formar la estructura de la parroquia europea para estos tiempos de descristianización y de secularismo?

–Don Magrin: No hablo de estructura parroquial, sino de comunidad parroquial, como una familia de familias, más que como un conjunto de grupos. Debe formarse en su dimensión sacerdotal por un presbítero (párroco), dedicado al discernimiento vocacional de cada persona, familia, grupo, así como a la respectiva formación con la palabra y los sacramentos; y por un diácono (y por qué no, copárroco), que lleve en la comunión, todo el trabajo posterior profético y real. Son las dos manos del obispo, con igual dignidad.

¿Y los laicos?

–Don Magrin: Deben, pues, ser los discípulos de Cristo para que hagan discípulos para Cristo; misioneros en la zona, cualquiera sea su lugar en la sociedad. No pueden permanecer neutrales, ni siquiera en la política. Porque el estado laico como auto-referencia ética, legalista, sin Dios, es un absurdo que debe ser combatido por todos los medios. Luchar contra el secularismo destructor de toda realidad sobrenatural, es un deber de mártires. Necesitamos mártires inteligentes, en una cultura occidental que prefiere muertes blancas en prisión y la pena capital.

Por último, le pedimos un mensaje para la agencia ZENIT en su 15 aniversario…

–Don Magrin: ¿La agencia ZENIT? La he seguido desde el principio. Son cristianos rasos los que la gestionan, y eso me gusta. Puede y debe ser, en el campo de la multimedia, la profecía de lo que todo cristiano debe ser en su ambiente, a partir de de la reconstrucción de la familia cristiana. Debe convertirse en una tormenta implacable sobre brotes aberrantes de muchos medios de comunicación. Pero no debe quedarse solo como una voz sencilla desde Roma o de Roma.

Para conocer más: www.unioapostolicacleri.org/

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ZENIT Staff

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