CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 7 marzo 2004 (ZENIT.org).- El presidente de Alemania, Johannes Rau, visitó a Juan Pablo II este sábado, en una audiencia en la que agradeció –antes de abandonar el cargo– la contribución del obispo de Roma a la reunificación alemana.
Destacando el conocimiento que Karol Wojtyla tiene de su país, Rau reconoció que «sin su esfuerzo, Santidad, Alemania habría tenido ante sí un largo camino para recuperar su unidad».
El presidente, que concluirá su mandato el próximo mes de junio, entregó al Papa como regalo una reproducción en miniatura de la famosa Puerta de Brandeburgo, en Berlín, durante años símbolo de una capital dividida.
El encuentro entre el Papa y Rau, quien llegó al Vaticano junto a su esposa Christina, y un séquito de ocho personas, duró unos veinte minutos.
Por su parte, Juan Pablo II dirigió un breve discurso en el que presentó la estructura federal de Alemania como «un modelo para la Europa unida de los pueblos», destacando la «generosidad» de la sociedad alemana con los países en vías de desarrollo.
En particular, recordó la ayuda que el Estado y las organizaciones eclesiales ofrecen a las poblaciones de países menos afortunados y deseó que la cooperación entre el Estado alemán y la Santa Sede pueda continuar de manera fecunda.
Por otro lado, el Santo Padre constató la necesidad de un mayor compromiso por parte de los cristianos alemanes en la política, al pedir que «la herencia cristiana pueda hacer fecunda la sociedad de Alemania y del resto del continente».
Tras el encuentro con el Papa, el presidente federal fue recibido por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, en un encuentro en el que también participó el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, y el embajador alemán ante la Santa Sede, Gerhard Friedrich Karl Westdickenberg.
«En el curso de los coloquios se dio un intercambio sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado en Alemania y sobre la importancia de los valores religiosos en la vida de los pueblos», explicó un comunicado publicado tras los encuentros por el subdirector de la Oficina de Información de la Santa Sede.
La nota del padre Ciro Benedettini refería que en los coloquios se constató «la expectativa de los católicos de Europa –en torno al 80% de la población total– que quieren ver reconocida la presencia histórica del cristianismo en la vida del continente».
En el encuentro, el cardenal Sodano entregó al presidente Rau el gran collar de la Orden de Pío IX, prestigioso reconocimiento de la Santa Sede con el que busca agradecer «su contribución a las buenas relaciones entre la Iglesia y el Estado en Alemania».
