El presidente de la Universidad Católica de Murcia, pregonero de Semana Santa

José Luis Mendoza glosa la belleza de la Semana Grande de la ciudad levantina

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El presidente de la Universidad Católica de Murcia (UCAM), José Luis Mendoza, realizó ayer el pregón de la Semana Santa de Murcia 2013.

En su pregón, contó que siempre ha vivido “intensamente la Semana Santa desde niño” por para él “es la fiesta más grande del año junto con la Navidad”. Se dijo impresionado por ver cómo en Murcia “se vive con profunda piedad la Semana Santa”. En esta cuaresma, constató, “ha sido una experiencia maravillosa vivir, con mi esposa, todos los actos celebrados por las Cofradías en las diferentes parroquias a las que hemos asistido acompañados siempre por el presidente del Cabildo, el vicepresidente y el Nazareno del Año”.

De la Belleza a la Fe

El presidente de la UCAM destacó que la belleza es una vía para llegar hasta Dios. “Necesitamos recuperar el sentido verdadero de la Belleza en todos sus ámbitos, y perspectivas. La Semana Santa, en su sentido último, va necesariamente ligada a la capacidad de admiración del ser humano por lo bueno, lo armónico, lo profundo y esencialmente, lo bello de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, expresado por las manos de aquellos artistas que supieron percibir y plasmar sus vivencias”, afirmó.

“La naturaleza de la Fe está asentada en la expresión de la belleza del ser humano; cuando éste comprende y encamina todos sus sentidos hacia quien, con gesto de magnanimidad y amor extremo, lo ha creado: ¡Dios mismo!, sólo entonces es capaz de percibir las maravillas de su Belleza”.

“Pero ¿qué relación hay entre belleza y fe? –se preguntó- ¿puede la admiración de una obra bien esculpida, o una imagen o un soneto, hacer resonar en el interior del alma algún desprendimiento de Fe viva?, ¿es la Fe un camino para percibir lo Bello que hay en el ser humano o en el mundo? Afirma Pablo VI: “no es fácil alcanzar la belleza si en medio no existe la Fe como finalidad de la búsqueda del corazón”. El corazón del hombre busca a través de la Fe una respuesta a sus inquietudes; la belleza asoma de manera sigilosa y presuntuosa a través de sus obras, indicando que puede existir algo eterno, único, armónico, que salva y da la Felicidad al hombre. ¿Cómo puede la belleza formar parte del proceso de conversión del Hombre?, ¿puede ayudar realmente a su Salvación?”.

“Los cristianos veneramos respetuosamente las imágenes y su belleza, por lo que representan, pues solo adoramos a Dios”, apostilló.

Belleza y Esperanza

Citó al beato Juan Pablo II en sus comentarios al Salmo 44: “La belleza no es un fin en sí misma… hay que armonizar la belleza con la bondad y la santidad de vida para que resplandezca en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo”.

Subrayó la conexión entre belleza y esperanza que “viene necesariamente empujada por el deseo profundo del hombre de Eternidad, de vivir para siempre”.

Contemplación para alcanzar Amor: la belleza del sufrimiento

“Existe una belleza escondida en el sufrimiento –subrayó- y el combate espiritual de quien realmente quiere recuperar su Fe. Muchas personas vuelven a la Semana Santa porque todavía esperan recuperar un ‘sentimiento’, una ‘respuesta’ a su historia, a su situación de paro, a la muerte de un familiar… en definitiva, al Ssufrimiento”.

El pregonero citó al conocido psicoanalista Viktor Frankl, autor de El Hombre en busca de Sentido, quien cuestionaba a una de sus pacientes desesperanzada, que estaba a punto de morir tras una larga enfermedad y que no entendía su sufrimiento: “¿No puede también el sufrimiento ser una prueba?, ¿no puede ser que Dios haya querido ver cómo usted es capaz de soportarlo?” (La presencia Ignorada de Dios, 1974).

“Es una de esas preguntas –dijo José Luis Mendoza- que todos nos hacemos cuando nos acercamos llenos de lágrimas a Cristo en este periodo penitente: ¿por qué este sufrimiento?, ¿por qué esta situación?… ¿puede existir un secreto, una belleza escondida dentro del sufrimiento y el combate existencial de la vida? Solo desde la fe, podemos dar respuesta al sufrimiento”.

“Existen casos de personas que, hundidas en su hastío de vida, han perdido la capacidad de admirar las obras de nuestras Cofradías que desfilan públicamente por las calles de Murcia, y por tanto no hay capacidad de reorientar el sentido estético de la vida, el sentido de vivir –añadió–. No hay que perder la esperanza porque todavía existe una última vía para, a través de la Belleza, alcanzar la esperanza: la contemplación para alcanzar amor. ¿Cómo? Por un lado a través de los sentidos, por otro, volviendo a la vía de los Sacramentos”.

Sentido de la Cuaresma

El pregonero recordó a los presentes “que aún estamos en tiempo de Cuaresma, que se inicia el Miércoles de Ceniza, día de penitencia, en la que el sacerdote, al imponernos la Ceniza, nos recuerda que somos polvo y en polvo nos convertiremos, y también nos invita a convertirnos y creer en el Evangelio”.

“La Cuaresma, no es un tiempo litúrgico más –aseguró–, sino un camino de preparación que nos lleva a vivir intensamente el misterio central de nuestra fe, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; es por tanto un camino que nos conduce a vivir la Pascua de Resurrección, fuente de vida para los cristianos. Cuarenta días dura la Cuaresma, cuarenta días estuvo Jesús en el desierto para ser tentado por el diablo: 40 años caminó el pueblo de Israel por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. Los israelitas celebraron el paso de la Esclavitud, a que les tenia sometidos el Faraón, a la libertad con la llegada a la Tierra Prometida”.

Y explicó el sentido de la conversión que “implica un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, es volverse a Dios, es reconocer que somos pecadores y que nuestros pecados han llevado a Jesucristo el Hijo de Dios a la Cruz, donde ha muerto por nuestros pecados. La necesidad de conversión, nace como consecuencia de tener conciencia de pecado y de descubrir que el pecado nos aparta de Dios”.

Viernes de Dolores

Explicó que la Jornada del Viernes de Dolores –que celebramos hoy previamente a la Semana Santa–, se inicia desde hora muy temprana en Murcia, con el último Vía Crucis penitencial, que se organiza desde la Catedral y procesiona por las calles de Murcia, la bellísima imagen del Cristo de la Mirada, al que durante años, se dio culto en el Monasterio de Los Jerónimos.

Por la tarde, desfila la primera Cofradía, que inaugura la Semana Santa de Murcia; se trata de la Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, que cuenta con la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, de Nicolás de Bussy (siglo XVIII). También destacan las imágenes de la Virgen de los Dolores, y la del titular El Santísimo Cristo del Amparo, ambas de Salzillo.

Y terminó su pregón, haciendo presentes las palabras que el papa Francisco, “el papa de los pobres”, dijo, dirige a los cardenales el pasado jueves 14 de marzo, en la que recuerda que Cristo en esta Semana Santa, llama: por un lado, a caminar en la presencia del Señor; por otro, a edificar la Iglesia de Cristo, y por último, a confesar a Jesucristo, pues la Iglesia que no anuncia a Jesucristo, puede convertirse en una ONG, “cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, del demonio”, pues “el que no reza al Señor, reza al diablo”.

Y recordó también, de su homilía del domingo 17 de marzo, en la Parroquia de Santa Ana, que “el Señor no se cansa de perdonar; somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón”.

“Por tanto –concluyó–, todos los que estamos aquí presentes, estamos llamados a ser portadores de la luz de Cristo en medio de este mundo, en el que muchos viven e
n la oscuridad, porque no le conocen. Deseo de todo corazón que la luz de Cristo Resucitado brille en nuestros corazones durante estas fiestas de Semana Santa. Muchas gracias. ¡Viva la Semana Santa de Murcia!”.

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ZENIT Staff

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