El presidente del episcopado francés ante los desafíos del consistorio

Entrevista con el cardenal Louis-Marie Billé

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CIUDAD DEL VATICANO, 20 mayo 2001 (ZENIT.orgAVVENIRE).- Louis-Marie Billé, arzobispo de Lyon, segunda ciudad de Francia después de País, es un cardenal joven: Juan Pablo II le consagró el 21 de febrero de este año. En el consistorio extraordinario del Colegio cardenalicio llevará la experiencia acumulada en la guía de la Conferencia Episcopal de Francia, de la que es presidente desde 1996. En esta entrevista afronta los temas que tendrá que analizar junto a los demás cardenales.

–¿Cuál es, según usted, el problema más importante que será discutido en el próximo consistorio?

–Cardenal Billé: Me parece que el Consistorio se desarrollará en torno a un tema de fondo: a la luz de la carta apostólica de Juan Pablo II «Novo millennio inuente» tendremos que discutir las orientaciones pastorales del futuro. En el centro de la reflexión se encuentra la cuestión de la evolución de la Iglesia y de su relación con la cultura occidental y las manifestaciones ligadas al fenómeno de la mundialización (nota del traductor: en francés se evita utilizar el término globalización por considerarlo menos apropiado).

–La mundialización se encuentra en el centro del debate de la Iglesia, así como del mundo en general. ¿Se le da el mismo significado a esta palabra?

–Cardenal Billé: Las dificultades de la Iglesia no están ligadas a problemas internos, sino que nacen del encuentro entre el Evangelio y el mundo, entre la tradición eclesial y las culturas contemporáneas. Las relaciones entre Roma y las Iglesias particulares son un reflejo de otras cuestiones importantes: el modo en el que las culturas particulares se encuentran con el Evangelio, la manera en que viven la mundialización, la manera en que afrontan las cuestiones éticas, en particular, las relativas al inicio y al final de la vida, los problemas que afectan a la salvación en Jesucristo. En fin, creo que nos encontramos ante el meollo de la cuestión.

–Los cardenales provenientes de diferentes partes del mundo traerán consigo sensibilidades diferentes. ¿Cómo pueden conciliarlas?

–Cardenal Billé: Yo no tengo experiencia de reuniones del Colegio cardenalicio, pero participé en el Sínodo de Europa de 1999. Pues bien, entre nosotros había muchas diferencias, eso sí se daba también la conciencia de estar ante una serie de desafíos comunes, que teníamos que afrontar juntos. Por ejemplo: en Europa el liberismo invadente toca de diferentes formas a Francia, a los países nórdicos, y a los del Este. Fundamentalmente, sin embargo, tenemos que responder a una misma pregunta.

–¿Qué es lo que le puede ofrecer Europa a los países de América Latina o del lejano Oriente?

–Cardenal Billé: Que no se esperen de nosotros soluciones preparadas. Ahora bien, es verdad que con frecuencia hemos tenido que afrontar problemas que antes o después también tienen que tocar ellos. Nuestra ayuda puede venir del hecho de habernos planteado cuestiones ante las que hemos experimentado con dificultades posibles soluciones.

–Francia, país de cultura y tradición católica, se encuentra ante un laicismo triunfante y realidades religiosas diferentes. ¿Cómo es posible afrontar una realidad tan compleja?

–Cardenal Billé: Cuando nos reunimos en Lourdes, el pasado mes de noviembre, los obispos franceses nos planteamos el problema en estos términos: las grandes orientaciones pastorales sobre las que discutíamos hace veinte o treinta años han demostrado todos sus límites. Hoy es necesario tratar de comprender humildemente lo que sucede en el terreno, en las parroquias, en los movimientos y más allá del mundo cristiano. Tenemos que proceder, por tanto, reflexionando antes de hacer una síntesis y de sacar conclusiones.

De hecho, una de nuestras dificultades está representada por la extrema complejidad de la sociedad en la que vivimos: nostálgicos de la cristiandad, indiferentes, poblaciones secularizadas, jóvenes que tienen inspiraciones religiosas pero que no se dirigen a la Iglesia… Cuando queremos anunciar el Evangelio tenemos que saber con quien tenemos que vérnoslas. Este es el método justo.

–¿Qué piensa del bajón de vocaciones en Francia y en otros países de Occidente?

–Cardenal Billé: La disminución del número de sacerdotes genera grandes problemas, no hay que hacerse ilusiones en este punto. Pero, al mismo tiempo, tenemos que decir que esto ha permitido una articulación de las responsabilidades entre sacerdotes y laicos que hace 30 años no podíamos ni siquiera imaginar. Hoy hacemos todo lo posible para que laicos y sacerdotes encuentren su lugar, los unos en relación con los otros, y juntos al servicio del Evangelio. El bajón de las vocaciones es el síntoma de un cambio de civilización: una vez comprendido esto, no estamos eximidos de plantear la llamada a nuestros jóvenes; y nosotros lo hacemos, creo, con ardor y convicción.

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ZENIT Staff

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