El Pro-Prefecto Apostólico de Nepal pide la urgente intervención de la ONU

La Organización debe mediar entre el gobierno y los rebeldes

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KATHMANDU, 3 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Ante la escalada de violencia y la inseguridad para los civiles, el Pro-Prefecto Apostólico en Nepal, el sacerdote jesuita Pius Perumana, ha pedido urgentemente a las Naciones Unidas su intervención para mediar entre el gobierno y los rebeldes.

El llamamiento del padre Perumana –entregado a «Fides»— llega después de que el miércoles pasado murieran seis policías, un soldado y dos civiles en un asalto de los rebeldes maoístas a un puesto de policía en Susuwa, al oeste de la capital nepalí.

«Se necesita un tercero para desarrollar una mediación. La situación se está precipitando. Pedimos la intervención de la ONU: es el único camino para reiniciar el diálogo», advierte el sacerdote.

«La tensión es palpable –asegura–. Últimamente se suceden ataques de rebeldes y contraofensivas del ejercito gubernativo. Y en medio del fuego se encuentran civiles inocentes que sufren la violencia» y que «temen ataques sorpresa».

«El diálogo se ha detenido; es necesario encontrar de nuevo con urgencia la vía de las negociaciones, pero hace falta un mediador neutral como las Naciones Unidas», insiste el Pro-Prefecto Apostólico en Nepal.

«En los poblados la gente no tienen elección: los hombres se ven obligados a unirse a los rebeldes o en caso contrario los poblados son arrasados. Es terrible», describe.

En su opinión, «para volver al diálogo, interrumpido hace dos meses, deben implicarse más los lideres políticos del gobierno y de la oposición. Pero el primer paso es deponer las armas».

El padre Perumana constata que «en muchas zonas la situación está tranquila, pero algunos lugares públicos, puestos de policía e instituciones civiles están en situación de alerta».

Sin embargo, «no existen amenazas particulares para la comunidad católica, que comparte la suerte con la población. Continuamos el trabajo pastoral y de educación en nuestras iglesias y escuelas».

Aún así, el pasado 19 de septiembre, rebeldes maoístas destruyeron por completo la misión de Okhrey, en Dharan –a 500 kilómetros al sur de la capital–, donde las Religiosas de la Virgen María dirigían el «Loreto Day Care Centre». No hubo víctimas dado que las religiosas no se encontraban en ese momento en el centro.

En este pequeño estado montañoso de El Tibet, hay cerca de 6.000 católicos atendidos por padres jesuitas y algunas congregaciones religiosas femeninas bajo la jurisdicción de la misión instituida en 1983 y elevada a Prefectura Apostólica en 1996.

Las misiones y escuelas católicas en Nepal han padecido mucho en los últimos años a causa del enfrentamiento entre el gobierno y los rebeldes maoístas, una guerra civil que en siete años ha provocado cerca de 8.000 muertos.

Sometidas a amenazas, tres escuelas católicas en distritos de montaña tuvieron que cerrar durante dos años. La Iglesia católica dirige en Nepal 23 escuelas frecuentadas también por alumnos no cristianos.

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ZENIT Staff

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