La homilía proclamada por el papa Francisco en la misa de inicio de su pontificado, era esperada de parte de muchos como la oportunidad de conocer el programa de su servicio, como obispo de Roma, a la Iglesia universal.
Así fue, pero lo hizo enviando señales de novedad y de discontinuidad, sea a través de los gestos, sea a través de las palabras que ha pronunciado. Poniéndose de frente a la persona de San José como lo presentan los evangelios, y a las lecturas que hacen parte de la liturgia de la fiesta del santo, el proyecto papal es simple y fácil a comprender.
Como San José, fué fiel más al plan de Dios que al suyo; así la vida del cristiano se concentra en la fidelidad a Dios. Esto significa:
– Custodiar la creación. Custodiar a los hombres y a las mujeres, en especial manera a los necesitados, a los más frágiles (niños, ancianos, pobres). Esta tarea no solo es para los creyentes sino para «todos que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito político, económico o social».
– No tener miedo de la bondad y de la ternura. La bondad no es debilidad sino fortaleza.
– Descubrir y sembrar la esperanza en un mundo gris y triste. Es una tarea de los cristianos compartir con los hombres de hoy «la esperanza que está fundada en la roca que es Dios».
– Francisco dijo también en su sermón que el Papa tiene un poder. ¿Pero cuál poder? «Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su vertice luminoso en la cruz».
Las palabras del Papa son simples porque tienen su fuente en el evangelio. A todos nosotros nos invita a convertirnos al evangelio y seguir al Pastor que el Espiritu Santo donó a la Iglesia actual, para que sea luz y paz para todos los hombres y las mujeres del mundo de hoy.
P. Daniele Cara, OP
Prior provincial de la Provincia Romana de Santa Catalina de Siena
Orden de Predicadores, Italia
