El sacerdocio no es una manera de hacer carrera, advierte el Papa al ordenar 15 presbíteros

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 7 mayo 2006 (ZENIT.org).- Al ordenar a quince presbíteros este domingo, Benedicto XVI alertó ante la tentación de ver en el sacerdocio un camino para alcanzar una posición de prestigio.

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En la homilía de la celebración eucarística, celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, insistió en que el espíritu del sacerdocio se opone al «afán de hacer carrera», al «intento de llegar «alto», de buscarse una posición a través de la Iglesia: de ser servido y no de servir».

El obispo de Roma criticó frontalmente la «imagen del hombre que, a través del sacerdocio, quiere hacerse importante, convertirse en un personaje».

«Pero el único ascenso legítimo hacia el ministerio de pastor es la cruz», advirtió el pontífice. «Ésta es la puerta».

Se sacerdote, reconoció, es «no desear convertirse personalmente en alguien, sino vivir4 para el otro, para Cristo, y de este modo, a través de Él y con Él, vivir para los hombres a quienes Él busca, a quienes Él quiere conducir por el camino de la vida».

Según Benedicto XVI, «se entra en el sacerdocio a través del Sacramento, es decir, a través de la entrega de uno mismo a Cristo para que Él disponga de mí, para que yo le sirva y siga su llamamiento, aunque éste se oponga a mis deseos de autorrealización y estima».

«Entra por la puerta, que es Cristo, quiere decir conocerle y armarle cada vez más, para que nuestra voluntad se una a la suya y nuestra comportamiento sea el suyo», aclaró.

El Papa dejó este consejo a los nuevos sacerdotes: «que Cristo crezca en nosotros, que nuestra unión con Él sea cada vez más profunda para que a través de nosotros Cristo sea quien apaciente», es decir, pueda ser el Buen Pastor.

De los quince nuevos presbíteros ordenados por el Papa, cinco se han formado en el Seminario Romano, siete en el colegio diocesano de Roma «Redemptoris Mater» (surgido del carisma del Camino Neocatecumenal), uno en el Colegio Capránica, que también depende de la diócesis de la Ciudad Eterna, y dos son religiosos de la orden de los Carmelitas Descalzos.

Doce son italianos, mientras que los otros tres han nacido en Israel, Honduras y Polonia.

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ZENIT Staff

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