El sacerdote, «catequista de catequistas»; según el Papa

Pide a los presbíteros no distraerse en ocupaciones secundarias

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CIUDAD DEL VATICANO, 8 mayo 2003 (ZENIT.org).- Si bien el anuncio del Evangelio es una responsabilidad de todo bautizado, Juan Pablo II recordó este jueves que el sacerdote es «catequista de catequistas», por lo que pidió a los presbíteros que no descuiden esta labor con otras ocupaciones secundarias.

«En cuanto primer catequista en la comunidad, el presbítero, especialmente si es párroco, está llamado a ser el primer creyente y discípulo de la Palabra de Dios, y a dedicar una asidua atención al discernimiento y al acompañamiento de las vocaciones para el servicio catequístico», afirmó.

«Como «catequista de los catequistas», debe preocuparse de su formación espiritual, doctrinal y cultural», añadió el Papa al encontrarse con los participantes en el Congreso «La tarea de los presbíteros en la catequesis en Europa», promovido por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (http://www.ccee.ch).

«Hoy el ministerio del presbítero amplía cada vez más sus confines en ámbitos pastorales que enriquecen a la comunidad cristiana –constató el Santo Padre–, pero que en ocasiones corren el riesgo de dispersar su acción en mil compromisos y actividades».

«Su presencia en la catequesis se resiente y puede reducirse a momentos puntuales poco incisivos para la misma formación de los catequistas», reconoció.

Por el contrario, afirmó, el sacerdote «debe experimentar, como un deber hacia todo el pueblo de Dios el transmitir el Evangelio y hacerlo con la preparación teológica y cultural más atenta».

En esta labor, el Papa pidió a los sacerdotes obediencia a las indicaciones en materia de catequesis y Magisterio de cada obispo, de las Conferencias Episcopales, así como «el estudio y el uso del Catecismo de la Iglesia Católica».

Calificó a este último de «indispensable vademécum ofrecido a los sacerdotes, catequistas y a todos los fieles, para guiar la catequesis por caminos de auténtica fidelidad a Dios y a los seres humanos de nuestro tiempo».

Por último, el Santo Padre recordó que «la catequesis en familia, en el mundo del trabajo, en la escuela y en la universidad, a través de los medios de comunicación y los nuevos lenguajes, corresponde a los presbíteros y laicos, parroquias y movimientos».

«Todos están llamados a cooperar en la nueva evangelización, para mantener y revitalizar las raíces cristianas comunes –concluyó–. La fe cristiana representa para los pueblos europeos el patrimonio más rico para realizar su verdadero progreso espiritual, económico y social».

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ZENIT Staff

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