Welcome ceremony for Pope Francis at the International Airport of Entebbe

ANSA

El Santo Padre a los jóvenes de Uganda: ¿Están dispuestos a transformar el odio en amor?

En el encuentro con la juventud, en el segundo país de su gira por África, el Papa les recuerda que Jesús es capaz de transformar una pared en horizonte

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 Música, bailes y mucha alegría. Como no podía ser de otra manera, el encuentro del papa Francisco con los jóvenes de Uganda, unos 150 mil, ha sido una celebración llena de entusiasmo y júbilo. En la tarde del sábado, el Santo Padre ha dejado la nunciatura y se ha dirigido al Kololo Airstrip de Kampala – un ex aeropuerto que aloja grandes eventos – para reunirse con la juventud de este país.

En el palco, el Papa ha estado acompañado por las autoridades civiles responsables de las realidades educativas y deportivas. También estaban presentes el arzobispo de Kampala, monseñor Cyprian Kizito Lwanga, y el obispo encargado de la pastoral de laicos, monseñor Paul Ssemogerere. Asimismo, le han acompañado en el escenario un grupo de unos cincuenta jóvenes de todas las diócesis de Uganda y un grupo de huérfanos. Un sector especial estaba reservado a jóvenes sordos, refugiados y capellanes de la pastoral juvenil.

Antes de pronunciar su discurso, monseñor Ssemogerere ha dado la bienvenida al Santo Padre y le ha presentado la realidad de la juventud en este país y algunos de los desafíos que viven: violencia, la crisis de identidad, la decadencia moral, el consumismo y el materialismo, el Sida, el matrimonio y embarazo precoz, el aislamiento tecnológico, el alcoholismo o las drogas.

A continuación, una joven de 24 años, nacida con VIH, ha dado su testimonio conmovedor pero lleno de esperanza a la vez, en el que ha confesado que “cuando era pequeña, siempre me pareció difícil enamorarse porque pensé que no tenía derecho a amar y ser amado. Siempre tuve miedo de explicar mi vida”. Pero ha asegurado que gracias a Dios mantiene una actitud positiva en su vida. También ha dado su testimonio Emmanuel Odokonyero, secuestrado y torturado por los rebeldes cuando era pequeño.

Improvisando su discurso en español, ayudado por un traductor al inglés, el Santo Padre presentó tres ideas principales a los jóvenes: superar las dificultades, transformar lo negativo en positivo y oración.

El Santo Padre ha reconocido haber escuchado con mucho dolor en el corazón el testimonio de los dos jóvenes y se ha preguntado “¿una experiencia negativa puede servir para algo en la vida?”. Sí, ha sido la respuesta. A Winnie, ha explicado el Papa, “Jesús le fue haciendo entender que en la vida se puede hacer un gran milagro. Transformar una pared en horizonte. Un horizonte que me abra el futuro”. Delante de una experiencia negativa –ha señalado– siempre está la posibilidad de abrir un horizonte. De abrirlo con la puerta de Jesús.

El Papa ha explicado que “esto no es magia, es obra de Jesús” porque Jesús es el Señor, Jesús puede todo y Jesús sufrió la experiencia más negativa de la historia. “Fue insultado, fue rechazado y fue asesinado. Y Jesús, por el poder de Dios, resucitó”, ha precisado.

A propósito de la historia de Emmanuel, el Pontífice ha subrayado que “fue valiente”, porque sabía que “que si lo encontraban el día que se escapaba, lo mataban”. Pero “arriesgó. Se confió en Jesús. Y se escapó”.

De este modo, el Santo Padre ha querido indicar que “nuestra vida es como una semilla, para vivir hay que morir”. Pero a través de esa muerte –ha añadido– hay una vida. Asimismo ha reconocido que “si yo transformo lo negativo en positivo soy un triunfador. Pero eso solamente se puede hacer con la gracia de Jesús”.

A continuación, el Papa ha preguntado a los presentes: “¿Están dispuestos a transformar en la vida todas las cosas negativas en positivo? ¿Están dispuestos a transformar el odio en amor? ¿Están dispuestos a transformar, a querer transformar la guerra en la paz? Por otro lado, les ha recordado que “son un pueblo de mártires” y que por sus venas “corre sangre de mártires”.

Otro punto en el que el papa Francisco ha insistido es la oración. Ha exhortado a los jóvenes a que abren la puerta de su corazón a Jesús y le dejen entrar. “Y cuando Jesús entra en tu vida, te ayuda a luchar”, ha asegurado.

Finalmente, el Santo Padre ha llamado la atención sobre el papel de la Virgen María. Así, ha observado que “cuando un chico se cae, se lastima, se pone a llorar y va a buscar a la mamá. Cuando nosotros tenemos un problema lo mejor que podemos hacer es ir donde nuestra Madre. Y rezarle a María Nuestra Madre”. Y como es habitual, la última petición del Papa a los presentes fue que recen por él.

 

            

 

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Rocío Lancho García

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