El Santo Padre: 'El trabajo no puede quedar una variable del mercado'

Audiencia a los participantes de la Plenaria de Pontificio Consejo de Justicia y Paz: La inclusión social pide instrucción, acceso a la asistencia sanitaria y trabajo para todos

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«Uno de los aspectos del sistema económico actual es la explotación del desequilibrio internacional en los costes laborales, que se aprovecha de miles de millones de personas que viven con menos de dos dólares al día». Esta ha sido una de las advertencias del santo padre Francisco en su discurso de esta mañana a los participantes de la Plenaria del Pontificio Consejo de Justicia y Paz.

Tal y como ha recordado el Papa, la Plenaria coincide con el quinto aniversario de la promulgación de la Encíclica Caritas in veritate, «un documento fundamental para la evangelización social, que ofrece indicaciones preciosas para la presencia de los católicos en la sociedad, en las instituciones, en la economía, en las finanzas y en la política».

Además, Francisco ha explicado que la Caritas in Veritate «ha llamado la atención sobre los beneficios pero también sobre los peligros de la globalización, cuando esta no está orientada al bien de los pueblos».

Así, el Santo Padre ha reconocido que el desequilibro del sistema económico actual «no solo no respeta la dignidad de aquellos que alimentan la mano de obra a bajo precio, sino que destruye fuentes de trabajo en esas regiones en la que esto es mayormente tutelado». Y es aquí –ha observado el Papa– donde se pone el problema de «crear mecanismos de tutela de los derechos del trabajo, y del medio ambiente, en presencia de una creciente ideología consumista, que no muestra responsabilidad en lo relacionado con la ciudad y la creación».

También ha recordado que «el crecimiento de las desigualdades y de la pobreza ponen en riesgo la democracia inclusiva y participativa, la cual presupone siempre una economía y un mercado que no excluyen y que sean justas». Se trata –ha asegurado Francisco– de vencer las causas estructurales de las desigualdades y de la pobreza.

Por eso, el Santo Padre ha recordado tres instrumentos fundamentales para la inclusión social de los más necesitados que ya señaló en la exhortación apostólica Evangelii gaudium: la instrucción, el acceso a la asistencia sanitaria y el trabajo para todos.

En otras palabras, resume el Pontífice, «el Estado de derecho social no debe ser desmantelado y en particular el derecho fundamental al trabajo. Esto no puede ser considerado como una variable dependiente de los mercados financieros y monetarios».

Por otro lado, el Papa también ha advertido que «las visiones que pretenden aumentar la rentabilidad, a costa de la restricción del mercado de trabajo que crea nuevos excluidos, no se ajustan a una economía al servicio de la humanidad y el bien común, para una democracia incluyente y participativa».

Otro problema que ha señalado el Santo Padre en su discurso es el que surge de los «desequilibrios que perduran entre sectores económicos, entre remuneraciones, entre bancas comerciales y bancas de especulación, entre instituciones y problemas globales: es necesario tener viva la preocupación por los pobres y la justicia social». Esta, exige, «por una parte reformas profundas que prevean la redistribución de la riqueza producida y la universalización de mercados libres y al servicio de las familias, por otra la redistribución de la soberanía, sea del plano nacional sea del plano supranacional».

Para concluir, el Obispo de Roma ha subrayado que el principio de la Caritas in Veritate es de «extrema actualidad». «Un amor lleno de verdad es de hecho la base sobre la que construir esa paz que hoy es particularmente deseada y necesaria para el bien de todos. Permite superar fanatismos peligrosos, conflictos por la posesión de los recursos, migraciones de dimensiones bíblicas, las llagas persistentes del hambre y la pobreza, la trata de personas, injusticias y disparidades sociales y económicas, desequilibrios en el acceso a los bienes colectivos», ha finalizado el Papa.

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Staff Reporter

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