El Santo Padre subraya el papel de líderes religiosos contra el terrorismo

Al encontrarse con obispos de Filipinas

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CASTEL GANDOLFO, 25 septiembre 2003 (ZENIT.org).- «En la campaña contra el terrorismo y la violencia los líderes religiosos deben desempeñar un papel decisivo», ha exigido Juan Pablo II.

«Las diferentes confesiones cristianas, así como las grandes religiones del mundo, necesitan trabajar juntas para eliminar las causas sociales y culturales el terrorismo», aseguró este jueves.

Al recibir a un grupo de obispos filipinos en su quinquenal visita a Roma, añadió: los creyentes «pueden lograr este objetivo enseñando la grandeza y la dignidad de la persona humana, y promoviendo un sentido claro de la unicidad de la familia humana»

El pontífice utilizó durísimas palabras para condenar la «actividad terrorista en Filipinas y los horrendos episodios de violencia que allí han estallado».

«Comparto vuestras preocupaciones y estoy al lado vuestro y de vuestra gente en estas circunstancias angustiosas», afirmó el Papa.

Abu Sayyaf es el grupo guerrillero más temido de cuantos operan en el sur de Filipinas. Desde su creación en 1991, la historia de Abu Sayyaf se ha escrito con la sangre de sus víctimas, entre ellos turistas y religiosos. Integran las filas de Abu Sayyaf extremistas islámicos; algunos de ellos son antiguos miembros del Frente Moro de Liberación Nacional, que rechazaron la paz que este grupo suscribió con el gobierno filipino en 1996.

Su objetivo es el establecimiento de un Estado islámico independiente en Mindanao.

«Al igual que vosotros, condeno de la manera más rotunda estos actos –reconoció–. Hago un llamamiento a las partes involucradas a abandonar las armas de muerte y destrucción, a rechazar la desesperación y el odio que conllevan, y a empuñar las armas del entendimiento mutuo, del compromiso y la esperanza».

«Estos son los sólidos cimientos sobre los que se puede construir un futuro de auténtica paz y justicia para todos», según el Santo Padre.

En este contexto, el Santo Padre hizo «un llamamiento explícito al diálogo ecuménico y a la cooperación».

Por ello, alentó los esfuerzos de los obispos de Filipinas «a incrementar las oportunidades de entablar fecundos intercambios con los demás creyentes en Cristo y con vuestros hermanos y hermanas musulmanes».

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ZENIT Staff

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