Así se desprende de las palabras que el mismo pontífice pronunció este domingo con motivo de la oración mariana del Ángelus, dos días después de que la Iglesia celebrara la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
«Un clima familiar sereno, iluminado por la fe», consideró el Papa, favorece «el surgimiento y florecimiento de vocaciones al servicio del Evangelio», al comenzar la diócesis de Roma la «Semana de la vida y de la familia».
«Me refiero en particular, no sólo a quienes están llamados a seguir a Cristo en el camino del sacerdocio, sino también a los religiosos, a las religiosas, a las personas consagradas, a quienes recordamos el viernes pasado en la Jornada Mundial de la Vida Consagrada», afirmó.
El Papa pidió la oración de los creyentes «para que con un esfuerzo constante a favor de la vida y de la familia nuestras comunidades se conviertan en lugares de comunión y de esperanza, en las que se renueva, a pesar de las muchas dificultades, el gran “sí” del amor auténtico a la realidad del ser humano y de la familia, según el proyecto originario de Dios».
