El sentido de la oración común del Papa y el Patriarca Bartolomé I

ESTAMBUL, miércoles, 29, noviembre 2006 (ZENIT.org).- Encuentro de oración y diálogo entre Benedicto XVI y el Patriarca ortodoxo Bartolomé I: es el primer momento significativo del aspecto ecuménico del viaje del Papa a

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Turquía.

Se ha celebrado en la tarde de este miércoles en la Iglesia Patriarcal de San Jorge en El Fanar, junto al Patriarcado ecuménico (ortodoxo) de
Constantinopla (actual Estambul).

Desde el inicio de su pontificado, Benedicto XVI se ha marcado como prioridad el compromiso ecuménico y ha expresado su determinación, tras las huellas de sus predecesores, a cultivar toda iniciativa oportuna para promover el contacto y el entendimiento con los representantes de las distintas Iglesias y Comunidades eclesiales.

Como explica la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, la presencia del Santo Padre en Estambul (en el marco de su viaje apostólico a Turquía) se inscribe en esta perspectiva y tiene un primer momento de importancia en el encuentro de oración y diálogo de la tarde de este miércoles con el Patriarca ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, en la catedral patriarcal.

Este momento de oración vespertina –prosigue la citada Oficina– ha estado constituido por una breve «akolouthia» compuesta para la ocasión, con varios elementos tomados de distintas horas y fiestas del Oficio de la
Iglesia Bizantina.

En la entrada del Papa y del Patriarca en la catedral, se han cantado siete antífonas, cinco de ellas tomadas del salterio y dos de los textos del oficio nocturno bizantino del domingo.

En la primera antífona, del Salmo 88, 16-17 -«…caminarán a la luz de tu rostro, Señor, todo el día se gozarán en tu nombre, y se alegrarán en tu justicia»-, se hace una referencia al tema de la luz que une el oficio a la hora vespertina en que se celebra. Las demás antífonas de los salmos invitan a la alabanza del Señor glorioso.

La tercera y sexta antífona, tomadas del oficio dominical, hacen referencia explícita al Espíritu Santo dado a los apóstoles: «Del Espíritu Santo brota toda sabiduría, por él a los apóstoles se da la gracia… El Santo Espíritu es la fuente de los divinos tesoros, de él proceden sabiduría, inteligencia, temor…».

El oficio se abrió con la bendición inicial según todos los oficios de las tradición bizantina: «Bendito nuestro Dios, ahora y siempre y por los siglos de los siglos».

Después se han cantado seis tropos elegidos para la celebración: el primero el de Pentecostés, el día en que el Señor, enviando al Espíritu Santo, hizo de unos pescadores hombres sabios para la salvación del mundo.

El segundo y el tercero son de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, patronos de la Iglesia de Roma, y de San Andrés, patrono de la Iglesia (ortodoxa) de Constantinopla. El cuarto tropo hizo referencia a San Benito.

El quinto se considera un texto nuevo, pues fue utilizado por vez primera en la visita de Su Santidad Pablo VI a Estambul en 1967: canta el gozo de la ciudad de Constantinopla que recibe a quien preside la Iglesia de Roma y ocupa la sede de Pedro.

El último es el «kontakion», que se canta en las semanas precedentes a Navidad y describe la alegría del mundo viendo a la Virgen que se prepara para dar a luz al Verbo eterno de Dios.

Por su parte la tercera parte del oficio estuvo compuesta por seis versículos de la Doxología concluida por el Trisagio. Le siguió una letanía con siete intercesiones y una oración conclusiva, que dirigió el Patriarca. Hubo intercesión por el Papa, por el Patriarca, por las Iglesias y por el mundo entero.

La lectura bíblica que se proclamó a continuación corresponde al profeta Zacarías (8, 7-17): se escuchó la voz del profeta que llama a los pueblos de Oriente y de Occidente y los reúne en Jerusalén.

Inmediatamente se cantará el Padre Nuestro, introducido por la fórmula de la liturgia de San Juan Crisóstomo: «Concédenos, Señor, que con confianza y sin condena nos atrevamos a llamarte Padre a Ti, Dios del cielo, y decir…». La oración concluyó con el versículo que normalmente cierra la proclamación del Evangelio: «Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti».

La visita de oración ha concluido con la veneración de las reliquias de los Santos Gregorio el Teólogo y Juan Crisóstomo. Durante ese momento se han cantado los dos tropos de ambos santos.

Parte de las reliquias de los dos santos padres de la Iglesia Constantinopolitana, conservadas en la Basílica de San Pedro, fueron entregadas por el Papa Juan Pablo II al Patriarca Bartolomé I en una conmovedora ceremonia que acogió la Basílica vaticana hace dos años.

Tras el momento de oración de este miércoles, en el Palacio Patriarcal se ha celebrado el encuentro privado de Benedicto XVI y del Patriarca
Bartolomé I.

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ZENIT Staff

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