El Servicio de Observación sobre Internet traslada su núcleo a Chile

Sigue con la colaboración en Barcelona

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SANTIAGO DE CHILE/BARCELONA, jueves, 19 octubre 2006 (ZENIT.org).- El Servicio Observación sobre Internet (SOI) empieza una nueva etapa en Chile aunque continua colaborando con Barcelona, donde nació hace una década.

El Servicio de Observación sobre Internet (www.observatoriodigital.net) es un espacio de seguimiento sobre la red pensado originalmente para explicar a personas que no navegan cuales son las tendencias de la red.

Hoy este servicio, que desde hace 10 años se realiza desde Barcelona en colaboración con otras sedes en todo el mundo, traslada su sede operativa a Chile y está a cargo de Elisabet Juanola, que entrevistamos. Hemos querido pedir también a otros miembros de este observatorio, Elena Caballé y a Valtencir Maldonado Mendes, de Barcelona, su opinión sobre este servicio.

El SOI está gestionado por un equipo del Ámbito María Corral (http://www.ua-ambit.org), entidad para la investigación y difusión de valores humanos, presente en España y América Latina.

–¿Qué es el SOI, y para qué sirve un observatorio de esta índole?

–Juanola: El SOI es un servicio de observación, un espacio para contemplar la realidad también desde Internet.

En lo concreto, actualmente presta servicio con un boletín de contenido e informaciones sobre la cultura contemporánea, el mundo digital, el fenómeno Internet, las comunidades que hacen comunicación en América Latina. Queremos ser Buena Noticia.

El SOI fue pensado para ayudar a las personas que no navegan en Internet, o navegan poco, a que supieran por dónde evoluciona este fenómeno social tan nuevo. Por ejemplo hay Obispos, sacerdotes u otros agentes de pastoral, que por situación o tiempo no dedican tiempo al ciberespacio, pero que desean mantenerse informados sobre esa realidad en la que están sumergidos sus feligreses, en particular los más jóvenes.

La observación se realiza desde una visión cristiana del mundo, y desde una actitud contemplativa y esperanzada, intentando ver los rastros de Dios en esta nueva cultura.

El SOI, también es una comunidad de personas que crece humanamente mientras selecciona temas o asume retos.

–¿Se observa sólo Internet?

–Juanola: Poco a poco fuimos ampliando la observación, no sólo al hecho de Internet, sino a la llamada «cultura digital» que abarca otras tecnologías y en cierto modo todo el mundo mediático.

Evidentemente esto es una modestísima aportación, particularmente en lengua española, pero nos ha hecho tener uno de los archivos más interesantes del ciberespacio sobre los inicios sociales de Internet.

Tenemos información de los lectores por sus comentarios, algunos llegan de vuelta y son muy alentadores.

También conocemos que muchas personas reciben el boletín y seleccionan parte de él para su trabajo personal, el sólo hecho de que no nos pidan ser dados de baja es una señal de que es bien recibido. Queremos saber leer también esos signos.

–¿El SOI ha dejado Barcelona?

–Caballé: El SOI no ha dejado Barcelona. Resulta que el equipo ha decidido dar un impulso a este servicio desde América Latina. Estamos en una nueva fase de desarrollo del SOI, que, si bien siempre ha trabajado desde Barcelona, con la colaboración de profesionales latinoamericanos, y en red con Chile, México y República Dominicana, ahora pasa el relevo al equipo de Chile, que está muy bien preparado para darle un nuevo impulso, con una coordinación desde Santiago.

Se ha cumplido un ciclo de 10 años de un proyecto. Se han publicado más de 360 boletines y hemos alcanzado más de 30.000 visitas mensuales, cifra que, para un servicio tan específico y de esta naturaleza, es importante.

Por lo tanto, el Servicio se encuentra listo para iniciar esta nueva etapa. Si miramos la historia del SOI, vemos que éste nació precisamente como una petición de la RIIAL – Red Informática de la Iglesia en América Latina. De esta manera, y de común acuerdo con el equipo de Chile, pensamos que después de este período inicial ha llegado el momento de que el SOI se edite en su sede chilena y siga contando, como no, con la colaboración del equipo del Ámbito de Investigación y Difusión Maria Corral en Barcelona.

De esta forma, Santiago asume la jefatura de redacción y coordinará la publicación de los artículos, elaborados en su mayoría en diversos puntos de América Latina y España. Creemos que, en este momento, la labor de observación que siempre ha caracterizado a este servicio requiere una mayor presencia en el continente americano que es, en definitiva, donde están la mayoría de sus destinatarios y su impulsor, la RIIAL.

–¿De qué manera se continuará la colaboración entre Chile y Barcelona?

–Maldonado: Siempre hemos intentado inculturizar el nuevo paradigma que nos brinda Internet en nuestra propia metodología de trabajo. Así, durante estos diez años, hemos ido desarrollando una experiencia paulatina de construcción colectiva de conocimiento en red.

La tecnología permite un trabajo redaccional conjunto sin que existan obstáculos a causa del lugar donde se realice el trabajo. Con lo cual, los nodos de la red toman mayor protagonismo, sin que la estructura sufra transformaciones importantes; más bien se consolida y se expande.

Trabajamos con investigadores, observadores y redactores que están en diferentes países y que son de diferentes nacionalidades. Así que sólo necesitamos un soporte humano y tecnológico adecuado en el nodo de la red que cumple el papel de coordinador, facilitador y motivador del equipo.

Éste será ahora el papel del equipo de Santiago de Chile -coordinado por la periodista Elisabet Juanola-, que asume con ilusión esta nueva responsabilidad.

La verdad es que todo el equipo está muy entusiasmado con esta nueva fase.

El SOI nació pensado como un servicio a América Latina y al desarrollo humano de los pueblos. Por esta razón, creemos que la coordinación debe estar allí, para que, así, pueda adquirir nuevos matices latinoamericanos en la observación serena y realista de Internet.

De este modo, podrá ofrecer mejor su aporte en esta construcción de la sociedad del conocimiento a que todos deberíamos estar invitados a participar.

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ZENIT Staff

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