El Sínodo de Oriente Medio al servicio de todos, incluidos judíos y musulmanes

Según aclara el portavoz vaticano en respuesta a interpretaciones políticas

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 31 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El Sínodo de los Obispos de Oriente Medio, celebrado en el Vaticano del 10 al 24 de octubre, constituye un servicio para todos, no sólo para los católicos, sino también para judíos y musulmanes, considera el portavoz vaticano.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, responde en el último editorial del semanario «Octava Dies», del Centro Televisivo Vaticano, a quienes han tratado de dar una lectura meramente política a esa inédita cumbre eclesial.

«¿Qué pide el Sínodo en su Mensaje a los gobernantes de los pueblos de Oriente Medio?», comienza preguntándose el sacerdote. Que los cristianos «puedan gozar de todos los derechos de ciudadanía, de libertad de conciencia y de culto, de libertad en el campo de la enseñanza y de la educación y en el uso de los medios de comunicación’ porque ‘son ciudadanos nativos y auténticos, leales a su patria y fieles a todos sus deberes nacionales».

Y sigue preguntando el portavoz vaticano: «¿Qué dice el Sínodo a la comunidad internacional?». La reivindicación sinodal fue: «condenamos la violencia y el terrorismo, de cualquier origen, y todo extremismo religioso. Condenamos toda forma de racismo, el antisemitismo, el anticristianismo y la fobia al Islam, e invocamos a las religiones a asumir sus responsabilidades en la promoción del dialogo de las culturas y de las civilizaciones en nuestra región y en todo el mundo.

El padre Lombardi recuerda, en respuesta a acusaciones procedentes de judíos o musulmanes, que «las intervenciones del representante judío, del sunní y del chií fueron aplaudidas, acogidas con atención y disponibilidad».

«Los miembros del Sínodo se han expresado con gran libertad, presentando con lealtad y serenidad el marco global de la situación de sus comunidades eclesiales», sigue diciendo.

«Ciertamente –reconoce el portavoz–, se ha tratado de una asamblea con raíces profundas en una tierra golpeada por tensiones y problemas dramáticos, pero la naturaleza eclesial de esta asamblea, su motivación religiosa, espiritual, la ha hecho capaz de elevarse a una perspectiva mas alta, a una mirada animada de aquel realismo de la esperanza que nace de la fe vivida en esta nuestra historia».

Lombardi concluye deseando que todos reconozcan esta naturaleza del Sínodo, que no es política ni puede entenderse en clave poítica, para que «pueda dar sus frutos, sobretodo para la Iglesia, pero también para todos los pueblos de Oriente Medio». Y subraya: «¡Todos!».

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ZENIT Staff

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