El «socialismo del siglo XXI» ocupa cada vez más espacios de poder en Venezuela

Denuncia el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana

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APARECIDA, miércoles, 16 mayo 2007 (ZENIT.org).- El «socialismo del siglo XXI», que promueve el gobierno del presidente Hugo Chávez en Venezuela, ocupa cada vez más espacios de poder, provocando una gran polarización, informa el presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela.

Así lo expuso monseñor Ubaldo R. Santana Sequera fmi, arzobispo de Maracaibo, este martes al tomar la palabra en la asamblea de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se celebra en Aparecida (Brasil).

«Se está produciendo un cambio de paradigma sociopolítico, cultural y religioso», comenzó constatando el prelado al informar sobre la situación de su país y de la Iglesia a los obispos del continente de la esperanza.

«El proyecto liderizado por el nuevo presidente tiene como meta llevar a cabo una transformación total del país que», constató.

«El proyecto ha ido tomando diversos nombres –siguió ilustrando–. Hoy se presenta como el socialismo del siglo XXI. La propuesta avanza y ocupa cada vez más mayores espacios dentro de las instancias de poder, el estamento militar y mediático, creando entre los venezolanos una gran polarización».

Al mismo tiempo, siguió indicando, «ha crecido el clima de inseguridad y de violencia sobretodo en las fronteras».

De este modo, indicó, Venezuela ha comenzado a ser «un país de emigración sobretodo hacia los Estados Unidos y Europa».

«Los líderes de este nuevo modelo revolucionario, bolivariano y socialista alientan y apoyan su implantación en otros países de América con miras a crear una nueva red de integración regional», aclaró.
En este contexto, la Iglesia en Venezuela, que acaba de vivir su Concilio Plenario, espera que esta Conferencia de Aparecida sea «el momento de gracia que Dios nos da para reemprender con más vigor y audacia, con el soplo vital del Espíritu de Jesús, un profundo y dinámico proceso evangelizador que produzca un renovado Pentecostés espiritual y pastoral en todas las comunidades cristianas de nuestro continente».
Esta «nueva evangelización», aseguró, exige una conversión a Jesucristo, a su Iglesia, y «para transformar las realidades actuales de nuestro continente».
Publicamos su intervención íntegra:

EXPECTATIVAS Y ESPERANZAS DE LA IGLESIA EN ARGENTINA
FRENTE A LA V CONFERENCIA

Se está produciendo un cambio de paradigma sociopolítico, cultural y religioso. El proyecto liderizado por el nuevo presidente tiene como meta llevar a cabo una transformación total del país que. El proyecto ha ido tomando diversos nombres. Hoy se presenta como el socialismo del siglo XXI. La propuesta avanza y ocupa cada vez más mayores espacios dentro de las instancias de poder, el estamento militar y mediático, creando entre los venezolanos una gran polarización. Ha crecido el clima de inseguridad y de violencia sobretodo en las fronteras. Hemos empezado a ser un país de emigración sobretodo hacia los Estados Unidos y Europa. Los líderes de este nuevo modelo revolucionario, bolivariano y socialista alientan y apoyan su implantación en otros países de América con miras a crear una nueva red de integración regional.

Casi simultáneamente con estos cambios hemos tenido la gracia de vivir el Concilio Plenario de Venezuela. Venimos a esta nueva conferencia general animados por una gran esperanza y deseosos de compartir con nuestras iglesias hermanas las conclusiones y resultados.

Aparecida es el momento de gracia que Dios nos da para reemprender con más vigor y audacia, con el soplo vital del Espíritu de Jesús, un profundo y dinámico proceso evangelizador que produzca un renovado Pentecostés espiritual y pastoral en todas las comunidades cristianas de nuestro continente.

Esta nueva evangelización exige como condición fundamental una conversión personal y comunitaria, espiritual, moral, intelectual y organizativa en tres direcciones:

1. Un permanente proceso de conversión a Jesucristo: la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe está llamada a vivir en profundidad un encuentro liberador con Jesucristo, a proclamar con el testimonio de vida y la palabra su muerte y su resurrección.

2. Una conversión “eclesiológica” para adoptar en todas las dimensiones de su misión el modelo de iglesia comunión del Concilio Vaticano II y reasumido por la Nuevo Millenio Ineunte

3. Un proceso de conversión en la línea de un mayor compromiso de los pastores y sobre todo de los laicos para transformar las realidades actuales de nuestro continente.

Para que nuestras iglesias contribuyan efectivamente a la construcción de nuevas sociedades más justas y centradas en la persona humana nos sentiremos contentos si Aparecida:

1. Se sitúa con clarividencia profética frente a los cambios rápidos y profundos que se están produciendo en los sistemas políticos y económicos de nuestro continente;

2. Adquirimos una escucha más cercana y atenta del clamor de nuestros pueblos pobres sometidos a los devastadores dictámenes del neoliberalismo globalizador, a la dictadura del relativismo moral postmoderno y a nuevos modelos nacionalistas de fuerte raigambre mesiánica y populista.

3. Nos conecta con el espíritu y las conclusiones de las cuatro conferencias anteriores particularmente con las de Medellín y Puebla y nos lleva a asumir de manera actualizada la opción evangélica y preferencial por los pobres.

4. Nos impulsa a construir y consolidar auténticas democracias de fuerte contenido social, a través de una eficaz acción de los laicos y laicas en la sociedad, inspirado en el mensaje de Jesucristo y en la Doctrina Social de la Iglesia.

5. Concreta la solidaridad cristiana proclamando y trabajando por la paz, el respeto y la promoción de la persona humana, adelantando procesos reconciliadores, la búsqueda del bien común y un desarrollo integral sustentable.

6. Intensifica la evangelización de la cultura y nos lleva a trabajar por el reconocimiento efectivo de la igualdad entre ellas, el diálogo franco y sincero a fin de construir un continente abierto a la integración de nuestros países entre ellos y con el mundo entero en justicia, solidaridad y paz.

A modo de conclusión

Esperamos que el encuentro de Aparecida consolide la tradición y vigencia de las Conferencias Generales, se desarrolle en un clima de escucha, de apertura y de fraternidad, atentos a las nuevas expresiones teológicas y culturales que están surgiendo en nuestro continente; que atinemos en ahondar en el modelo de ser cristiano profundamente incrustado en la religiosidad mariana de nuestros pueblos.

En cuanto al documento final estamos de acuerdo en la elaboración de un documento de carácter pastoral, que siga la metodología del ver-juzgar-actuar de forma coherente y actualizada, que evite el enciclopedismo, se concentre en los asuntos de mayor importancia y se estructure en torno a un eje teológico-pastoral trinitario, que le de organicidad a los temas tratados. Un documento que vaya dirigido a nuestras comunidades, que les insufle mística y espiritualidad, que los ayude a encarnarse en la realidad eclesial y social actual de América latina y del Caribe y a descubrir la misionariedad de la iglesia como un componente esencial del seguimiento de Cristo. Muchas gracias
Aparecida 14 de mayo de 2007

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ZENIT Staff

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