El teólogo Pablo Blanco analiza el pensamiento teológico del cardenal Ratzinger

En un libro recién publicado

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PAMPLONA, lunes, 31octubre 2005 (ZENIT.org).- El teólogo Pablo Blanco ha estudiado a fondo el pensamiento Joseph Ratzinger antes de ser Papa, especialmente la relación entre fe y razón y ahora publica un libro con sus conclusiones.

En esta entrevista concedida a Zenit, este teólogo de la Universidad de Navarra aclara en qué consiste la «victoria de la inteligencia» a la que alude en varias ocasiones el teólogo y cardenal elegido obispo de Roma.

«Joseph Ratzinger: razón y cristianismo», con prólogo del profesor José Morales, ha sido publicado este otoño por Rialp.

–Según Ratzinger –dice usted en su libro– el cristianismo optó por la razón y la filosofía renunciando al trasfondo mítico que ofrecían las demás religiones. ¿Qué significa esto, y cómo se entiende así toda la mitología subyacente en el Antiguo Testamento?

–Blanco: Según he entendido al leer los escritos de Joseph Ratzinger -escritos por supuesto mucho antes de ser papa-, se trata de una apuesta comprometida por parte del primer cristianismo, es decir, del cristianismo de los primeros tiempos. Como se sabe, la poesía y la política han sido continuas fuentes de inspiración para las religiones de todo el mundo. Por un lado, el cristianismo ha luchado siempre por mantener su independencia del poder estatal, de separar (a pesar de errores, avances y retrocesos) la Iglesia del Estado, para poder dar así al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.

Por otra parte, es cierto que el cristianismo asumió la poesía por ser una constante universal humana (piénsese en los cantos y en los himnos), pero fue un poco más allá. El cristianismo desde los primeros tiempos quiso aliarse también con la ciencia y el pensamiento. Para él, hubiera sido más sencillo servirse de las religiones orientales, que tenían un trasfondo mítico y simbólico casi unilateral.

Sin embargo, la religión cristiana apostó por lo más difícil: aliarse con la filosofía pagana, con el pensamiento griego (que era entonces la elaboración racional más completa, y que todavía ahora nos da qué hablar).

Tal vez la presencia de san Pablo en el Aerópago de Atenas sea un símbolo en este sentido: Pablo habla a los atenienses del dios desconocido, de ese dios que tan solo conocen por la razón, y les anima a tener un conocimiento más completo y pleno a través de la fe.

Los nombres de Justino y Clemente de Alejandría son tan solo los primeros de una larga lista. La religión cristiana se ha aliado siempre con la razón; es lo que Ratzinger llama «la victoria de la inteligencia» en el mundo de las religiones.

–Sin Dios el mundo no puede ser iluminado, sostiene Ratzinger. ¿Cómo hacer entender al mundo esta necesidad de Dios?

Blanco: El cristianismo cuenta –como decíamos- con dos armas poderosas e inseparables, que son la fe y la razón. Por un lado, el cristianismo ha de seguir pensando y haciendo ciencia, y no ha de refugiarse en un cómodo simbolismo o en el misticismo de lo inefable.

Es cierto que la mística y el símbolo son de gran importancia en la religión cristiana (piénsese en la Biblia o en la liturgia), pero ha de llegar también a esas esferas tan prestigiosas en la vida humana, como lo es el ámbito de la ciencia y del pensamiento.

Dicho de otro modo: la verdad tiene derecho de ciudadanía en todos los campos del saber. Con este mismo título, la verdad cristiana ha de encontrar un acuerdo con las verdades que se obtienen a través de la ciencia o de la razón.

Por otra parte, la fe ha de llegar a otros ámbitos humanos –además del cultural y científico- y para esto la Iglesia cuenta con su labor misionera, que tanto ha hecho a lo largo de estos veinte siglos.

–Este Papa insiste en la fe que necesita la razón. Sin embargo, todavía persisten algunos católicos que creen que la fe es la fe y la razón, la razón, y recelan incluso de la teología. ¿Qué les diría, el teólogo Ratzinger?

–Blanco: Pienso que les diría –con Juan Pablo II– que la teología es una necesidad para la Iglesia: sin la teología, la Iglesia no puede vivir.

La misma fe ya exige la razón: para creer hay que pensar. De modo que la teología es una prolongación natural de esa tendencia natural a pensar que tiene todo creyente. La fe va siempre más allá del sentimiento, para llegar al pensamiento.

–Se subraya mucho que la razón y la teología son pilares del pensamiento del cardenal y ahora Papa Benedicto XVI. No se habla tanto de la oración. ¿Por qué?

–Blanco: Porque la oración no se ve, y los libros que ha escrito el cardenal Ratzinger sí…

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ZENIT Staff

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