El Triduo Pascual reavivará la esperanza de los cristianos de Tierra Santa

Habla el portavoz de la Custodia Franciscana

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JERUSALÉN, 17 abril 2003 (ZENIT.orgFides).- Los creyentes de Tierra Santa se preparan para sacar de la celebración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús renovadas fuerzas para afrontar los dolorosos acontecimientos terrenos y el futuro, en este momento aún incierto, constata un portavoz de la Custodia franciscana.

«Los cristianos siguen con atención las promesas y las tentativas de paz, aún sabiendo que, en definitiva, la Paz es Cristo y sólo en Él los pueblos de Tierra Santa y de todo el mundo podrán encontrar la auténtica reconciliación y la superación definitiva de los odios y temores que actualmente los dividen».

Es la reflexión del padre David Jaeger, portavoz de la Custodia Franciscana de Tierra Santa, con ocasión de la celebración de los ritos pascuales durante los cuales, este año, la comunidad cristiana meditará en especial sobre el Sacramento de la Eucaristía en el marco de la publicación de Encíclica de Juan Pablo II «Ecclesia de Eucharistia».

«Para la Iglesia en Tierra Santa, como para la Iglesia en todo el mundo, la Eucaristía es la fuente y la cumbre de la existencia cristiana», constató el padre Jaeger. «Para los fieles locales –árabes y hebreos–, la Eucaristía constituye la presencia del Eterno Dios en medio de la historia tan atormentada, en el corazón de Tierra Santa», añadió.

En Tierra Santa, la Eucaristía se celebra en la variedad de los ritos católicos (latino y orientales) –greco-católico, maronita, siro-catolico, armeno-católico y caldeo– y en la diversidad de las lenguas que manifiestan la universalidad de la Iglesia.

En efecto, existen celebraciones en árabe –propias de los fieles de nacionalidad palestina–, en hebreo –lengua de la Revelación divina y del rito original presidido por Jesús en el Cenáculo–, así como en los distintos idiomas de los peregrinos que llegan de todo el mundo.

Como cada año, la Semana Santa aviva un deseo que manifestó el franciscano: «Actualmente los cristianos querrían venerar el lugar del Cenáculo, donde Jesucristo, la víspera de su Pasión, instituyó el perenne sacrificio incruento de la Eucaristía».

«El Santo Padre pudo celebrar la Santa Misa en el Cenáculo durante su peregrinación a Tierra Santa en el Año del Jubileo. Este gesto acrecentó la esperanza y la nostalgia de los cristianos, que sueñan con recuperar este pequeño santuario que entregó el rey de Nápoles, Roberto d’Angiò, a los franciscanos en 1342», explicó.

El lugar fue arrebatado violentamente a la cristiandad por los Otomanos doscientos años después. Actualmente el Santuario es custodiado por el gobierno de Israel.

«La Iglesia católica, en el contexto de las conversaciones establecidas con el Estado de Israel desde 1992, pide la restitución y espera un gesto de generosidad y de buena voluntad hacia la cristiandad por parte de las autoridades gubernamentales que tienen en custodia el Santuario», concluyó el portavoz de la Custodia Franciscana de Tierra Santa.

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ZENIT Staff

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