El Vaticano a la ONU: favorecer el desarrollo de las mujeres y respetar su identidad

Discurso de Mons. Chullikatt, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York en la sesión de trabajo sobre los objetivos de desarrollo sostenible

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Las estadísticas revelan que las desigualdades entre los pueblos son más altas que nunca. Esta fue la idea con la que partió el discurso de monseñor Francis Chullikatt, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, durante la sesión de trabajo sobre los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, el pasado día 6 de febrero.

Asimismo aseguró que estas desigualdades son un círculo vicioso, ya que se manifiestan tanto como causas que como efectos de la fragmentación de las sociedades.

Las mujeres –destacó el arzobispo– están cada vez más al centro del compromiso internacional en favor del desarrollo sostenible. Así, el arzobispo subrayó que las desigualdades económicas niegan a las personas la plenitud de sus derechos y son fuentes de malestar social, violencia y conflictos.

Señaló que la dignidad de las mujeres está a menudo bajo ataque y dio algunos ejemplos, como el aborto selectivo, el abandono escolar, las mutilaciones genitales, el matrimonio forzado o el tráfico de seres humano. Por eso, exhortó a un fuerte compromiso por la defensa de sus derechos. El prelado advirtió que «la comunidad global debe dar un paso atrás respecto a la afirmación simplista que el déficit en el ámbito económico o público puede ser remediado con la negación de sus capacidades procreativas.

Por esta razón, monseñor Chullikatt afirmó que el desarrollo de las mujeres será realmente sostenible solamente si les permiten dar prioridad a sus acciones en el contexto de las relaciones familiares en las que viven, no dañándolas.

Por ello advirtió que «sería ingenuo confundir igualdad con uniformidad». Ya que «el enfoque de la mujer en los Objetivos de Desarrollo Sostenible debe reconocer y permitir a las mujeres a superar los obstáculos a la igualdad sin obligarlas a abandonar lo que es esencial para ellas». Y añadió que «las mujeres de todo el mundo no viven en aislamiento, sino que existen en el contexto de las relaciones que proporcionan sentido, riqueza,  identidad y el amor humano».

Por otro lado, pidió que las políticas ocupacionales «aseguren la reconciliación entre el trabajo y las responsabilidades familiares», a través de políticas en favor de la maternidad, subsidios de desempleo y pensiones suficientes para la familia. «Son necesarios serios esfuerzos para apoyar a las mujeres en sus elecciones familiares», aseguró el prelado.

Finalmente indicó que las «medidas para eliminar las desigualdades en el marco de Desarrollo Sostenible deben asegurarle a cada miembro de la familia humana participar de los beneficios del desarrollo internacional». 

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ZENIT Staff

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