El Vaticano abrirá en cuanto pueda sus archivos a historiadores judíos

El cardenal Walter Kasper asegura que la Iglesia continúa con el diálogo

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CIUDAD DEL VATICANO, 27 agosto 2001 (ZENIT.org).- El cardenal alemán Walter Kasper, presidente de la Comisión pontificia para las relaciones religiosas con el judaísmo, publicó el 24 de agosto pasado un comunicado en el que confirma la intención de la Santa Sede de abrir sus archivos a historiadores judíos, en el momento en que técnicamente sea posible, y de proseguir con el diálogo con esta comunidad.

El comunicado del purpurado tiene lugar después de que una Comisión de historiadores judíos (tres) y católicos (quedaron reducidos a dos tras la dimisión de uno de sus miembros) suspendiera sus trabajos de investigación sobre el papel del Papa Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial, en especial en relación con el Holocausto.

La citada comisión tomó en julio pasado está decisión por considerar que la Santa Sede no permitía el acceso a todos los archivos de su interés.

La comisión había sido creada en 1999, por iniciativa del cardenal australiano Edward I. Cassidy, predecesor en el cargo del cardenal Kasper, y del Comité Judío Internacional para las Consultas Interreligiosas, con el encargo de estudiar los doce volúmenes en los que la Santa Sede recoge sus documentos relativos a la Segunda Guerra Mundial.

Nunca, aclara el cardenal Kasper en su comunicado, se había examinado la posibilidad de que la Santa Sede abriera todos sus archivos relativos a ese período histórico, pues de hecho todavía no están clasificados (más de tres millones de folios).

Por honestidad el Vaticano quiere evitar el error de algunos países que han asegurado abrir todos sus archivos a los investigadores, pero al ser consultados los historiadores se encuentran con la mala sorpresa de que buena son todavía inaccesibles. Este trabajo requiere tiempo y es indispensable para todo trabajo de historiográfico científico.

El purpurado asegura que la Santa Sede está trabajando para hacer que esto sea posible.

Según el comunicado, el auténtico problema del trabajo de la Comisión fue la dificultad para llegar a un informe final, dada «la imposibilidad para superar las diferentes interpretaciones dadas a las tareas y al objetivo del grupo».

Además, sigue denunciando Kasper, «indiscreciones y escritos polémicos por parte judía contribuyeron a suscitar un sentimiento de desconfianza. Todo esto hizo prácticamente imposible el continuar con una investigación conjunta».

El purpurado se refería a revelaciones a la prensa ofrecidas por un miembro judío del grupo sin el consentimiento de sus colegas, acompañadas por bajas insinuaciones.

«Un trabajo científico de este tipo –añade el cardenal Kasper– sólo puede realizarse basándose en la lealtad, en el respeto y en la confianza recíproca de quienes lo emprenden. Este presupuesto indispensable ha fallado a causa de la polémica surgida tras la suspensión del trabajo de investigación y de las sospechas ofensivas que han acompañado esta suspensión».

Por este motivo, concluye Kasper, «no parece posible reemprender el trabajo común» del grupo. La Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo buscará en los próximos meses nuevos caminos para promover la investigación histórica, consciente de que «la Iglesia católica no tiene miedo de la verdad histórica».

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ZENIT Staff

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