El Vaticano pide abrir los mercados a los productos africanos

La Santa Sede ante el Consejo Económico y Social de la ONU

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GÉNOVA, 22 julio 2001 (ZENIT.org).- Al intervenir en la sesión anual del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC), el representante de la Santa Sede pidió que los programas de ayuda a África den prioridad a la participación de las personas evitando lógicas asistencialistas.

Al tomar la palabra en el encuentro, que tiene lugar en Ginebra, el pasado 18 de julio, el arzobispo Diarmuid Martin, jefe de la Delegación de la Santa Sede, comentó la «Nueva Iniciativa Africana» de esta institución indicando que es necesario buscar «iniciativas integradas», «no sólo para evitar la duplicación que todavía caracteriza a muchos programas internacionales, sino para asegurar que todos nuestros esfuerzos miren a la participación y la
inclusión».

Según el arzobispo Martin, la globalización tiene «grandes oportunidades para la creatividad y la
iniciativa» en África, pero añadió que este proceso no está separado de las tentaciones humanas, por lo que debe ser acompañado de un esfuerzo consciente de solidaridad.

La «solidaridad en la era de la globalización requiere un concepto nuevo de ciudadanía global, de responsabilidad global», añadió.

«Es evidentemente equivocado requerir a los países pobres que abran sus mercados, mientras que se mantienen fuertes protecciones sobre los productos en los que ellos tienen una ventaja comparativa –aclaró–. Un sistema abierto, basado en el libre mercado y la competitividad debería ser objeto de interés, incluso desde dentro de su propia lógica interna, cuando se ve que la cuota de Africa en el mercado mundial está siendo erosionada».

Por eso, concluyó afirmando que «sólo programas que incluyan todos los aspectos, protagonizados por los propios ciudadanos de los países en desarrollo, lograrán un desarrollo verdaderamente sostenible».

«Debemos invertir en el pueblo de Africa, y tener confianza en el hecho de que ellos mismos son los primeros en desear la paz y un mejor y próspero futuro para ellos mismos y sus familias. Son los únicos que desean con todas sus fuerzas un continente unido y próspero».

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ZENIT Staff

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