El Vaticano pide en la ONU prohibir todo tipo de clonación humana

La asamblea prohibirá con toda probabilidad la clonación reproductora

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NUEVA YORK, 20 noviembre 2001 (ZENIT.org).- La Santa Sede pidió este lunes en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York la prohibición de la clonación humana independientemente de sus fines.

El portavoz de la propuesta vaticana fue el arzobispo Renato Martino, observador permanente ante las Naciones Unidas, al intervenir en un las sesiones de trabajo de un Comité de la ONU que pretende redactar una Convención Internacional contra la Clonación Reproductora de los Seres Humanos.

La propuesta, según los expertos y representantes de numerosas delegaciones, debería ser aprobada sin dificultades por la asamblea general.

El debate en la ONU había sido planteado en agosto pasado por Francia y Alemania, quienes han pedido que se adopte la prohibición global de esta práctica.

Contra la clonación reproductora
En su intervención, el «embajador» del Papa ante la ONU constató que «los nacidos como resultado de una clonación empezarían la vida como una anomalía en términos de relación con los padres y familiares».

«Las consecuencias éticas y jurídicas que se desprenderían de este acto contaminarían y profanarían el futuro de la humanidad», aseguró el arzobispo, quien explicó esta posición no sólo la defiende la Iglesia católica, sino también la Academia de la Ciencia de Estados Unidos, que calificó en agosto esta práctica como una «aventura peligrosa, con riesgos serios y fallos previsibles».

Ahora bien, el prelado explicó que la oposición de la Santa Sede no es tanto de carácter científico, que no es su dominio de competencia, sino que se basa en «razones éticas y antropológicas».

«De hecho –constató–, esta discusión se basa en el generar un hijo fuera del acto de amor personal. Ese acto excluye la paternidad y la maternidad y es una concepción asexual y sin gametos, por lo tanto se traduce en una falta de unión personal y entre gametos».

Contra la clonación terapéutica
El representante vaticano no sólo se pronunció contra la clonación reproductora, sino también con la mal llamada «terapéutica», es decir, «la producción de embriones humanos como fuente de células estaminales especializadas, y la destrucción de embriones para al tratamiento de algunas enfermedades».

«Esta explotación de seres humanos –aclaró–, deseada por algunos círculos científicos e industriales, e impulsada por intereses económicos subyacentes, conserva toda su repugnancia ética y es una ofensa todavía más grave a la dignidad humana y al derecho a la vida ya que implica a seres humanos (embriones) creados para poder ser destruidos».

«Además –concluyó–, la clonación de embriones humanos ha sido considerada como innecesaria a nivel científico pues estas mismas células pueden extraerse por otros medios éticamente aceptables».

Monseñor Martino apoyó sus propuestas citando dos documentos fundamentales publicados en 1997, la «Declaración Universal del Genoma Humano y Derechos Humanos» de la UNESCO y el documento de la Academia Pontificia para la Vida «Reflexiones sobre la clonación».

Avanza la propuesta
La propuesta francesa y alemana de prohibir la clonación reproductora recibió el apoyo este lunes del comité legal de la Asamblea General de la ONU que ha estudiado el asunto.

Un grupo de expertos nombrados por la ONU ha redactado un borrador de resolución que debería ser discutido en una cumbre internacional para prohibir esta práctica.

La aprobación de las 189 naciones presentes en la asamblea general es prácticamente segura, constataba este lunes la agencia AP.

El borrador de resolución dice: «el rápido desarrollo de las ciencias de la vida abre tremendas perspectivas para mejorar la salud humana».

Pero, al mismo tiempo, los expertos constatan que estos avances podrían constituir «un ataque a la dignidad de los individuos».

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ZENIT Staff

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