El Vaticano pide un Consejo de Seguridad de la ONU representativo de la población mundial

El arzobispo Migliore ilustra criterios para la reforma de las Naciones Unidas

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NUEVA YORK, miércoles, 6 octubre 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha ofrecido su contribución al actual debate sobre la reforma de las Naciones Unidas pidiendo que el Consejo de Seguridad represente lo mejor posible a la población mundial.

El eje central de la reforma de esta institución, propuso este lunes el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, debe ser el de convertir esta institución en una «comunidad de Estados».

Al afrontar la cuestión de la reestructuración del Consejo de Seguridad ante la Asamblea General de la ONU, el representante papal consideró que su composición «debería reflejar, en la medida de los posible, la representación de la población mundial, de las regiones geopolíticas, de los diferentes niveles de desarrollo económico y las diferentes civilizaciones».

«Esta lista podría no ser completa –reconoció–, pero incluye criterios que son esenciales para promover la credibilidad y la eficacia de un Consejo de Seguridad reformado».

Por lo que se refiere a la reforma de las Naciones Unidas en su conjunto, incluidas sus diferentes agencias, el nuncio apostólico ilustró «algunos puntos de referencia».

«Ante todo, deberíamos tener en cuenta que Naciones Unidas es una comunidad de Estados que comparten valores fundamentales, bien subrayados por la Declaración del Milenio: libertad, igualdad, solidaridad, tolerancia, respeto de la naturaleza y división de responsabilidades», afirmó.

«Reforzar el sistema de las Naciones Unidas –advirtió– comporta el reconocimiento de que es un sistema basado en la cooperación más que en la competición entre los Estados y que depende de la voluntad constructiva, la confianza, el cumplimiento de los compromisos de colaboración entre miembros igual y recíprocamente responsables».

«Hacer que estos principios básicos sean irreversibles es una tarea prioritaria», recalcó.

«El punto clave es el reconocimiento del principio de que todos los Estados, por naturaleza, tienen la misma dignidad».

Por eso, consideró que «las naciones que han conseguido un grado más alto de desarrollo científico, cultural y económico tienen la responsabilidad de ofrecer una aportación mayor a la causa común».

Según monseñor Migliore hay una serie de criterios esenciales que «hay que tener en cuenta a la hora de reformar las estructuras y pasar revista a los procedimientos de esta Organización son los siguientes».

«Por cuanto se refiere a las estructuras –indicó–: representación e inclusión; para los procedimientos: imparcialidad, eficiencia y eficacia; en materia de resultados: responsabilidad y reacción».

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ZENIT Staff

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