El Vaticano propone a los budistas colaborar en defensa de la vida

Mensaje del cardenal Arinze con motivo de la fiesta de «Vesakh»

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CIUDAD DEL VATICANO, 9 abril 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha enviado un mensaje a los budistas para proponer un compromiso común en defensa de la vida humana, amenazada hoy por múltiples fenómenos propios de la «cultura de la muerte».

El mensaje ha sido enviado por el cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio por el Diálogo Interreligioso, con motivo de la tradicional fiesta de «Vesakh», la más importante para los budistas.

En la tradición «therevada», la celebración, recuerda el 19 de mayo los principales acontecimientos de la vida de Buda. En los países de tradición «mahayana», los diferentes momentos de la vida de Buda se recuerdan en días diferentes. Sin embargo, la fiesta más importante es el «Vesakh», que recuerda el nacimiento de Siddharta Gautama (8 de abril).

El purpurado nigeriano comienza recordando los dramáticos acontecimientos del 11 de septiembre. «Desde entonces –explica–, la gente en todas las partes del mundo ha experimentado un nuevo temor por el futuro».

«En medio de este temor –se pregunta el cardenal–, ¿no debería ser nuestro deber, como cristianos y budistas, junto a las personas de buena voluntad, alentar la esperanza y construir una cultura que se base sobre ésta para colaborar en la construcción de un mundo más pacífico en el futuro?».

«Vivimos en una época caracterizada por un gran progreso tecnológico –constata el hombre del Papa para el diálogo con las religiones, a excepción del cristianismo y el judaísmo–. Esto suscita problemas sobre la promoción de los valores».

«Uno de los valores más importantes es sin duda el derecho a la vida, que debe ser protegido desde la concepción hasta el momento de la muerte natural», aclara.

«Sin embargo, es necesario considerar como una paradoja el hecho de que este derecho a la vida es amenazado precisamente por la actual tecnología avanzada», sigue afirmando.

«Esta paradoja ha llegado hasta el punto de crear una «cultura de la muerte» en la que el aborto, la eutanasia, y los experimentos genéticos sobre la misma vida humana han obtenido o están por obtener el reconocimiento legal», explica.

«¿Es posible no poner en relación esta cultura de la muerte, en la que las vidas humanas más inocentes, indefensas y gravemente enfermas son amenazadas de muerte, con los ataques terroristas, como los del 11 de septiembre, en los que fueron golpeadas miles de personas inocentes?», pregunta.

«Tenemos que afirmar que ambos se fundan en el desprecio de la vida humana», afirma.

Para alcanzar este objetivo, el cardenal Arinze concluye proponiendo como prioridad la educación de los jóvenes «para que prevalezcan entre ellos convicciones intensamente éticas y una cultura de la vida».

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ZENIT Staff

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