Empresarios cristianos ante la coyuntura de América Latina

Declaración de Cochabamba

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COCHABAMBA, sábado, 10 julio 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración sobre los desafíos de la empresa a doscientos años de la independencia de América Latina y El Caribe con la que concluyó el décimo simposio organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC) – Latinoamérica en Cochabamba, Boliva, del 17 al 18 de junio.

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Un grupo de Obispos, Empresarios, Sacerdotes y Laicos -convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM  y por la UNIAPAC Latinoamericana- nos hemos reunido en Cochabamba – Bolivia, durante los días 17 y 18 de junio de 2010. Procedíamos de México, República Dominicana, Haití, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. 

Durante estos días hemos orado, reflexionado y discernido juntos en clima de fraternidad. Nuestra convivencia ha sido sencilla, franca y alegre; nuestros diálogos fueron respetuosos y sinceros. Nuestra búsqueda común -de Pastores y Empresarios- consistió en identificar algunos desafíos de la Empresa a 200 años de la Independencia de América Latina y El Caribe.  Para efectuar nuestra búsqueda hemos elegido como guía y punto de referencia la Encíclica Caritas in Veritate del Papa Benedicto XVI.

El Bicentenario de la Independencia
Los signos de los tiempos. La libertad, la justicia, la verdad, la fraternidad

1.    La celebración de la Independencia en nuestros países latinoamericanos es una oportunidad para que, desde la memoria que tenemos de nuestro pasado y la visión de su actual coyuntura cultural -política, religiosa y socioeconómica-, analicemos los desafíos que prevemos deberá afrontar la Empresa en los tiempos que se avecinan. 
2.    Durante estos 200 años se ha transcurrido por experiencias tales como el paso de una economía agraria a una industrial; el modelo de sustitución de importaciones. En los años 80 sufrimos la crisis de la deuda externa; en la década última, la apertura de mercados y la competencia internacional que va más allá de la competencia regional.  En este caminar, el empresario tuvo que capacitar a su gente, invertir en tecnología, aumentar la productividad y eficiencia, poner atención a la Responsabilidad Social Empresarial [RSE]. Hoy vemos preocupados cómo se destruyen economías y empresas en algunos países de América Latina y El Caribe.

La Globalización

3.    Vivimos en el contexto de una sociedad globalizada. En ella se manifiesta una creciente interdependencia que, a su vez,  implica la intradependencia, es decir, la interacción entre los actores sociales hacia una vida digna sostenible.
4.    Ello implica abrir mercados y acceder a ellos en condiciones equitativas, con justas regulaciones, frente al proteccionismo que prevalece de los países industrializados.
5.    Precisamos de una economía de mercado solidaria, que incorpore a toda la persona y a todas las personas. Es necesario mostrar y hacer patente cómo la riqueza privada redunda, mediante su justo aporte, en el bien común, sobre todo en beneficio de los más empobrecidos y excluidos. 
6.    Ser empresario cristiano en estos tiempos tiene un profundo significado humano; es un proyecto de vida que adquiere su sentido de la fe, la esperanza y la caridad. Compromete a vivir con autenticidad el sacerdocio bautismal. Sus convicciones son, entre otras, que el hombre no será humano si no es hermano; que el capital humano es el primer capital; que la empresa, es sociedad de capitales y, sobretodo, una sociedad de personas.
7.    La independencia en América Latina y El Caribe debe estar basada en  la dignidad humana, a fin de que las personas sean verdaderamente independientes; que seamos una Región y un Continente que manifiestan su independencia en su libre toma de decisiones. Estamos convencidos de que, luego de 200 años, tenemos una gran oportunidad, un kairós, para refundar nuestra sociedad y el mundo empresarial, optando por la economía solidaria como  una vía privilegiada y concreta de gestión empresarial. Los países debemos de dejar de estar aislados y los partidos políticos deben asumir su compromiso por el bien común.

Desafíos

8.    Promover y desarrollar en la empresa el sentido ético y el compromiso social, logrando una empresa más cercana a los trabajadores y a la comunidad. La empresa exitosa es una oportunidad para todos, fomenta fraternidad en la forma en que orienta sus negocios, y practica valores que van más allá que lo económico, pudiendo ser un espacio de libertad y participación.

9.    Fomentar el encuentro y la comunión entre empresarios, con el Estado y la Sociedad civil. Consecuentemente, que influyan más en las políticas públicas para fomentar y salvaguardar la libertad, la justicia, la solidaridad y el bien común, pues dichas políticas públicas favorecen o perjudican el desarrollo de nuestros pueblos.

10.    Propiciar espacios de diálogo plural para lograr acuerdos sobre lo fundamental.

11.    Trabajar a favor de la verdad y de la transparencia en las empresas, en los Estados y en las organizaciones no gubernamentales.

12.    Lograr una economía en la que se evidencie que la dimensión del don y gratuidad integran y trascienden la lógica de la compraventa. Ello implica: emprender con imaginación y talante innovador; urgir al  cuidado de la creación, del ser humano y de sus comunidades y, finalmente, de las futuras generaciones.

13.    Defender los derechos fundamentales del hombre, particularmente el derecho a la vida, a la salud, a la educación y al trabajo. Defender, también,  la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos los hombres, incluyendo las generaciones futuras.

14.    Afrontar y superar con entereza y fortaleza las situaciones de injusticia, asegurando la vida digna de las comunidades, mediante economías sanas y solidarias, favoreciendo una economía de la caridad y la caridad en la economía.

15.    Vivir el quehacer empresarial desde la consagración bautismal y su espiritualidad, gestionando la empresa -lugar donde vive su misión de discípulo de Jesús-  de acuerdo a los valores evangélicos y a su vocación laical.

16.    Incentivar -frente al cambio epocal que experimentamos- espacios y escuelas de formación para comprender los nuevos paradigmas con los cuales el emprendedor se enfrenta, y generar nuevos liderazgos.

17.    Acompañar pastoralmente, a nivel diocesano, a los empresarios, trabajadores y líderes sociales  en su vivencia del seguimiento de Jesús. Promover el compromiso de los laicos, constructores de una sociedad justa, fraterna, solidaria con dignas relaciones sociales y con la naturaleza. Impulsar, para lograrlo, el conocimiento y la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.

Pedimos al Señor que nos ayude con la fuerza y la luz del Espíritu Santo a construir su Reino en la historia de nuestros pueblos y, concretamente, en el mundo del trabajo y de la empresa, donde él nos ha enviado. Que Santa María, la Virgen de Guadalupe, que protege maternalmente a nuestros pueblos, los siga acompañando en el quehacer de ir tejiendo su historia.

  

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ZENIT Staff

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