En África, «proyectos científicos que serían criminales» en otros países

Denuncia de Gonzalo Herranz, vicepresidente de la Comisión de Ética de los Médicos Europeos

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PAMPLONA, domingo, 8 febrero 2004 (ZENIT.orgVeritas).- Aunque la ética médica «ha corregido muchos abusos», Gonzalo Herranz cree que «con comités de ética comprometidos en la protección de los seres humanos no tendría que haber investigación abusiva».

El vicepresidente de la Comisión de Ética de los Médicos Europeos y profesor del departamento de Humanidades Biomédicas de la Universidad de Navarra (UNAV) ha denunciado en Pamplona, la «tentación cientificista» en la que pueden caer los miembros de esos comités.

Para ejemplificarlo, Herranz ha afirmado que algunos de estos comités «han aprobado proyectos, con la cortada –por ejemplo– de que la pobreza de los países del África subsahariana, permite autorizar estudios que serían tenidos por criminales en Estados Unidos o Europa, o de que los embriones humanos no merecen el mismo respeto que los niños».

Según el profesor de la UNAV, «los mayores abusos vienen del poder de la industria, que determina qué ensayos clínicos se hacen y cómo. Y sobre todo, de su control sobre la publicación de los resultados de las investigaciones».

Sin embargo, para Gonzalo Herranz, la ética y el derecho médicos tienen por delante «un programa creativo inmenso» que consistiría «en restaurar el respeto por los débiles, dignificar las relaciones humanas en los hospitales, dar sinceridad a las cartas de derechos de los pacientes, admitir los errores médicos no como algo inevitable sino como algo de lo que hay que aprender».

«Un reto muy urgente al que se enfrenta hoy la ética de la medicina es recuperar el respeto por el ser humano, por todos los seres humanos. Los más débiles –los pobres, los embriones, los ancianos– siguen siendo víctimas del utilitarismo de muchos investigadores», añade.

«Actualmente –afirma el catedrático– se considera correcto y avanzado decir que la vida de ciertos seres humanos carece de calidad y que puede ser eliminada para comodidad y beneficio de los más fuertes».

Herranz sostiene la necesidad de «despertar el sentido crítico de los investigadores» porque «muchos creen ciegamente en la ciencia y en la bioética que se presenta a sí misma como avanzada y «progre», y dicen que la ciencia experimental salvará al hombre. Dan por supuesto que para resolver los problemas éticos de la medicina basta con usar la «cajita de herramientas multiuso» de los cuatro principios».

A su juicio, «ese tipo de cientificismo provoca en la gente una especie de modorra ética».

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ZENIT Staff

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