En el Sínodo el debate no es el celibato, sino la formación sacerdotal

Los padres sinodales preocupados por los seminaristas y sacerdotes

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 21 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Dado que el Sínodo de Oriente Medio congrega a las Iglesias orientales, en las que es común la ordenación sacerdotal de hombres casados, se esperaba un debate sobre el celibato sacerdotal.

Ante la sorpresa de los periodistas, el tema ha recibido mucho menos interés que en cualquier otro Sínodo. Ya en el Documento de Trabajo (Instrumentum laboris), preparado tras una consulta con las Iglesias locales, que sirve de base para la discusión, el argumento no aparecía en ningún momento.

Ninguno de los padres sinodales, de los oyentes o de los delegados ecuménicos de otras Iglesias ha afrontado directamente el tema del celibato. La palabra de hecho no se ha mencionado en las intervenciones escritas y presentadas ante el aula sinodal.

El único que ha hecho declaraciones públicas sobre el celibato ha sido Su Beatitud Antonios Naguib, patriarca de Alejandría de los Coptos (Egipto), relator general del Sínodo.

En respuesta a los periodistas este miércoles, el futuro cardenal y pastor de esta Iglesia oriental aseguró que el hecho de admitir sacerdotes casados «no resolverá el problema de las vocaciones, y no resolverá el comportamiento bueno o malo del sacerdote».

Lo que cuenta, aseguró, es vivir con coherencia y fidelidad la propia vocación.

La clave, la formación

Tanto los padres sinodales de la Iglesia latina como los de las Iglesias orientales han coincidido con frecuencia en subrayar que el gran desafío que afrontan las Iglesias es una adecuada formación de los seminaristas y sacerdotes (ya sean latinos u orientales).

Monseñor Mikaël Mouradian, vicario patriarcal para el Instituto del Clero Patriarcal de Bzommar (en el Líbano), entre las soluciones a la falta de vocaciones consagradas, pidió «asegurar un buen discernimiento de las vocaciones, dar la prioridad a la calidad y no la cantidad; vigilar para ofrecer una buena dirección espiritual a las vocaciones; ofrecer una formación inicial y permanente adecuada».

Monseñor Michel Abrass, B.A., arzobispo titular de Mira, del patriarcado de Antioquía de los greco-melkitas, de Siria, explicó en referencia a la situación de Oriente Medio que «por lo que se refiere a la formación de los seminaristas, en primer lugar está el problema de la elección».

«No se puede negar –añadió–, la mayor parte actualmente escoge la ‘carrera’ eclesiástica y no la vocación, y esto para lograr una posición social eminente o por consideraciones económicas».

Saïd A. Azer, miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, de Egipto, intervino como oyente para asegurar que entre los desafíos que debe afrontar el clero destaca la falta «de formación humana y espiritual, que a veces es inaceptable, y con frecuencia escandalosa».

Monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, obispo titular de Emmaús, vicario patriarcal de Jerusalén de los Latinos para Israel, explicó que «la formación es la prioridad pastoral que el Sínodo especial para Oriente Medio debería adoptar».

Como puede verse, cuando el próximo sábado se presenten las «propuestas» del Sínodo al Papa, no aparecerá la petición de abolir el celibato sacerdotal en la Iglesia latina, sino más bien se subrayará de diferentes maneras la necesidad de una formación profunda de los pastores de las Iglesias, latina u orientales.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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