En Irak se da una persecución religiosa de sistema, no de Estado

Según Jules Mikahel Al-Jamil, representante de comunidades católicas en Roma

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ROMA, martes 17 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- En Irak la persecución religiosa no es «de Estado» sino «de sistema», explica un representante de las comunidades católicas de ese país en Roma.

El arzobispo Jules Mikhael Al-Jamil, procurador del Patriarcado Católico Sirio en Roma, presentó este análisis el martes al intervenir en un encuentro con la prensa organizado en la sala más solemne de la Cámara de los Diputados de Italia.

El prelado, de 71 años, denunció que en el sistema social de ese país los cristianos, al ser una pequeña minoría, no cuentan con apoyos para defenderse, convirtiéndose en víctimas fáciles de criminales comunes o de grupos como Al Quaeda, la red terrorista de Osama bin Laden.

Por este motivo, aclara, puede decirse que se trata de una «persecución religiosa» provocada más bien por un sistema social que se inspira en una visión del Corán, según la cual, el Islam y sus seguidores deben dominar y no ser dominados, concibiendo a los creyentes de otras religiones como ciudadanos con menos derechos.

El arzobispo, experto en cultura y literatura árabe, recuerda que según el libro reconocido como sagrado por los fieles musulmanes, el Islam es una religión que está por encima de las demás.

En el pasado de Irak (y algunos todavía aplican esta visión), aclara, «los cristianos que se encuentran bajo un régimen o doctrina islámicos, eran libres de creer en el Islam, o de abandonar su tierra, o de ofrecer un impuesto para vivir en paz».

En el pasado, reconoce, en Irak los cristianos eran una minoría bastante influyente, que ofrecieron una contribución decisiva a la cultura del país, como por ejemplo en la creación y desarrollo de la primera Universidad de Bagdad, lo que les permitió «gozar de respeto».

«Pero esto no significa que gozan de los mismos derechos», según ciertas interpretaciones del Corán. «Un cristiano no puede dominar sobre un musulmán», en un régimen islámico. «Un general del ejército no puede ser cristiano».

Ahora que tras la guerra los cristianos han perdido peso político e influencia social, ahora que muchos han abandonado su tierra, sufren la «persecución de un sistema» social dominante, pues están indefensos.

En una conversación con ZENIT, el arzobispo no se declaró favorable a la propuesta de reforzar los derechos de los cristianos creando un enclave cristiano en Nínive (donde se da una mayoría cristiana), pues los cristianos forman parte del tejido social de todo el país, aclara.

Tampoco apoya la emigración al extranjero, pues como él afirma «la Iglesia debe ser presencia de Cristo en el país. Si cuando la situación es difícil los cristianos huimos, entonces no damos ese testimonio necesario. Y si las generaciones se desarraigan luego nunca volverán».

Según el prelado, en un país democrático como dice y quiere ser Irak, los cristianos deben gozar de los mismos derechos que el resto de los ciudadanos.

El encuentro en la Sala del Mapamundi de la Cámara de los Diputados de Italia fue organizado por propuesta de la asociación «Salva los monasterios» (www.salvaimonasteri.org) para sensibilizar sobre la situación de las iglesias y monasterios que están siendo destruidos en Irak, Pakistán, y Kosovo.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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