CIUDAD DEL VATICANO, 19 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La presencia de la Iglesia –pastores y fieles– en la vida pública depende sobre todo de su contribución a la cultura, afirma Juan Pablo II en el mensaje que ha enviado al episcopado italiano reunido en asamblea general.
El tema central de la reunión de la Conferencia Episcopal, que se celebra en Collevalenza hasta el jueves, es el de la «cuestión antropológica», es decir, la concepción del hombre presente en la sociedad actual y la propuesta que debe ofrecer la Iglesia.
En el programa para esta década de la Conferencia Episcopal Italiana, presidida por el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de la diócesis de Roma, desempeña un papel decisivo el llamado «proyecto cultural orientado en sentido cristiano».
La iniciativa compromete a todas las comunidades cristianas, desde las parroquias a las comunidades religiosas, desde las escuelas hasta los medios de comunicación.
Este «proyecto cultural», reconoce el Papa en la misiva enviada a los obispos, debe servir para «dar una dimensión cultural más intensa e incisiva a la obra de evangelización».
Por ello, la carta pontificia comienza presentado la cuestión fundamental: «¿qué es el ser humano?».
A la hora de responder al interrogante, constata Juan Pablo II, en la sociedad se da «la tendencia a negar u olvidar la unicidad de nuestro ser y de nuestra vocación, de criaturas hechas a imagen de Dios».
Este fenómeno, añade, «se refuerza en nuestros días a causa de la pretensión de poder explicar adecuadamente el ser humano sólo por medio de las ciencias empíricas».
«Y esto sucede cuando es más necesario que nunca mantener clara y firme la convicción de la dignidad inviolable de la persona humana, para hacer frente a los peligros de manipulación radical que se producirían si los recursos tecnológicos se aplicasen al ser humano prescindiendo de los parámetros fundamentales y de los criterios antropológicos y éticos grabados en su misma naturaleza», afirma el Papa.
«Esta conciencia de la dignidad que nos pertenece por naturaleza es además el único principio sobre el que pueden construirse una sociedad y una civilización realmente humanistas –aclara la carta–, en un tiempo en el que los intereses económicos y los mensajes de la comunicación social actúan a escala planetaria, poniendo en peligro ese patrimonio de valores culturales y morales que representan la primera riqueza de las naciones».
Para que la Iglesia pueda contribuir con sus valores en la cultura contemporánea, el Papa pide un compromiso concreto de presencia en los medios de comunicación. En particular, aplaude los medios de comunicación creados por el episcopado italiano: el diario Avvenire, el canal de televisión por satélite Sat2000, y la emisora radiofónica Blue Sat 2000.
