En la prueba, el amor de Dios tiene la última palabra; dice el Papa

Comenta en la audiencia general el Cántico de Azarías (Daniel, 3)

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, 14 mayo 2003 (ZENIT.org).- En los momentos difíciles de la prueba, el creyente no debe olvidar nunca que el amor de Dios tiene la última palabra, afirmó Juan Pablo II este miércoles.

En la oración y con la purificación interior se encuentra «la certeza de que la última palabra será la de la misericordia y el perdón», afirmó ante a los miles de peregrinos que participaron en la semanal audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano.

En esta ocasión su meditación se concentró en el Cántico de Azarías, judío condenado a morir en las llamas por haberse negado a adorar a la estatua que erigió el rey Nabucodonosor de Babilonia (Cf. capítulo 3 del libro de Daniel).

La persecución, en el pasaje bíblico, aparece como esos momentos de purificación interior, en los que la «desolación es grave, la prueba es dura», según constató el Papa. Sin embargo, «en la situación trágica del presente, la esperanza busca su raíz en el pasado, es decir, en las promesas hechas a los padres».

«Si bien la justicia exige que Israel sea castigado por sus culpas, permanece la certeza de que la última palabra será la de la misericordia y el perdón», añadió.

De este modo, en medio de la prueba, el creyente «se acerca al Señor ofreciéndole el sacrificio más precioso y aceptable: el corazón contrito y el espíritu humilde».

«El yo renovado por la prueba es ofrecido a Dios para que lo acoja como signo de conversión y de consagración al bien», subrayó el obispo de Roma.

«Con esta disposición interior, desaparece el miedo, se supera la confusión y la vergüenza, y el espíritu se abre a la confianza en un futuro mejor, cuando se cumplirán las promesas hechas a los padres», insistió.

«Llega el momento en el que nuestro caminar abandona las vías perversas del mal, las sendas tortuosas y los caminos llenos de revueltas –afirmó el Papa–. Nos adentramos en el seguimiento del Señor, movidos por el deseo de encontrar su rostro».

«Y su rostro no está airado, sino que rebosa amor, como revela el padre misericordioso a su hijo pródigo», concluyó.

La meditación de este miércoles continuó con la serie de meditaciones que Juan Pablo II está ofreciendo en las audiencias generales sobre los Salmos y Cánticos del Antiguo Testamento. Pueden leerse en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (http://www.zenit.org/spanish/audiencia/).

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación