En los jóvenes están sembrados los gérmenes de la transformación social

Entrevista a Rossana Reguillo Cruz en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura

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Rossana Reguillo Cruz es miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias, profesora e investigadora. Además es coordinadora del programa de Investigación de estudios Socio-Culturales del Departamento de Estudios Socio-Culturales del ITESO, doctora en Ciencias Sociales especializada en Antropología Social. Como ponente en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura para hablar sobre Jóvenes en la encrucijada: a la búsqueda de un modelo para el futuro.

ZENIT estuvo con ella para matizar algunos aspectos sobre su ponencia y sobre las Culturas Emergentes Juveniles, tema que ha abordado esta Asamblea Plenaria.

El Cardenal Ravasi decía el otro día que no hay que hablar tanto de la fe de los jóvenes como de la fe en los jóvenes, ¿cree que los jóvenes tienen la sensación de que no hay fe en ellos?

–Rossana Reguillo: Sí, yo creo que hay generalizadamente una experiencia juvenil no solamente de que no hay fe en ellos, sino de que no hay escucha, de que no hay interés, de que no hay posibilidad de diálogo con las instituciones. Por eso creo que es un buen punto de partida no colocarles de entrada el problema de la fe, sino escucharles lo que tienen que decir. Sí estoy de acuerdo en que muchos de los jóvenes experimentan esta sensación permanente.

Y esto sucede en todos los sectores, incluso en la propia universidad. Pensemos en los universitarios, que con honrosas excepciones, la escuela sigue siendo un espacio autoritario donde el maestro es el que dicta y el joven se siente poco comprendido, poco acompañado, poco escuchado. Evidentemente todo esto se agrava cuando estamos en contextos de jóvenes en situaciones de pobreza, exclusión, dificultad de acceso. Pero esto es una experiencia generalizada, es como si al joven se le diera una palmadita en la espalda y les genera esta sensación de no tomarlos en serio.

¿Cómo se puede dar el paso para demostrar a los jóvenes que la sociedad cree en ellos?

Rossana Reguillo: Aquí hay varias cuestiones fundamentales. Por un lado está reconocer que hay distintas instancias, cuando hablamos de la sociedad es un genérico que no existe más que como una formulación lingüística. Tenemos que pensar que en todos estos años hemos avanzado en la disolución del Estado y la aplicación del minimalismo en la política social, entonces ¿cómo se puede exigir desde la sociedad civil organizada, la restitución sino bien del estado de bienestar en su sentido más utópico, el retorno de la política social y las responsabilidades del estado frente a sus jóvenes? Este es un punto fundamental porque si no es retórica, es decir, si yo invito a un joven a platicar y tomar un café y le digo que me importan mucho sus problemas, pero sale y no tiene trabajo ¿cómo se resuelve el asunto?

Entonces, ¿desde qué ámbitos hay que reforzar este trabajo?

–Rossana Reguillo: Creo que parte de la responsabilidad es de las instituciones, del Estado y sus políticas sociales y de la escuela.

La escuela tiene que, desde sus primeros niveles hasta la universidad, revisar sus procedimientos, curriculas y adecuarlos a los tiempos. Tiene también que dejar de tratar como enemigos a las culturas visuales. Todo esto es muy importante porque no solamente pasa por una revisión del proyecto educativo sino también por las posibilidades reales de atender a los jóvenes. Cuando la educación universitaria se privatiza, estás privatizando la posibilidad de muchos jóvenes a la educación, estás negando posibilidades de acceso.

Los medios de comunicación tienen un papel absolutamente central en todo esto. Los grandes medios, también con honrosas excepciones, se han dedicado a construir estigmatizaciones a los jóvenes y deberían revisar sus rutinas de producción. Un ejemplo puede ser cuando dan la noticia sobre violencia callejera en un barrio determinado y lo acompañan de una fotografía de archivo de un grupo cualquiera de jóvenes jugando fútbol en la calle y lo hacen sin que ningún ombudsman o institución pueda penalizar al medio.

Creo que es bien importante y que es un momento grave en el que tenemos que hacer pausa. Esto no se va a solucionar con respuestas inmediatas sino justamente con un proceso de reflexión grande en el que podamos revisar todas estas cuestiones. Los medios de comunicación tendrían que estar abriendo espacios para las jóvenes en vez de seguir cerrándolos. Tendrían que incorporarlos y revisar el modo en que se habla de ellos. Los chavos cada vez leen menos medios convencionales porque ellos producen sus propios medios.

También está la Iglesia, completamente desafiada frente a estas cuestiones porque no es un asunto meramente de pastoral. Esta mañana en la audiencia con el Papa tuve ocasión de entregarle mi más reciente libro, y le dije que nunca como hoy el papel de la Iglesia en defensa de los jóvenes que están pagando todos los platos rotos de la crisis, era tan fundamental. La Iglesia tiene que alzar la voz por ser una institución de peso completo, si no le dice a los Gobiernos, si no se posiciona claramente del lado de los jóvenes, no avanzamos.

¿Cuáles son las claves en las que hay que prestar más atención en el proceso de socialización de los jóvenes?

–Rossana Reguillo: Hay muchas y depende mucho de los contextos. Pero una clave fundamental que no hay que perder de vista es la relación entre contexto y subjetivación, es decir, cómo los jóvenes se apropian e incorporan los elementos del contexto en el que se desenvuelven. Cuando aludimos a la subjetivación como un dato clave, estamos entendiendo que un joven que se socializa en un contexto de violencia, de autoritarismo, falta de implicación, etc., lo más probable es que reproduzca en sus relaciones este conjunto de procesos que subjetivó anteriormente. Pero por otro lado, por subjetivación también entendemos el modo como la sociedad se hace presente en este cuerpo e identidad del joven. Aquí nuevamente juegan un papel importante los medios de comunicación, la industria cultural, el cine, la música, el mercado y por supuesto la economía de mercado donde la pregunta es ¿qué tipo de jóvenes le interesa producir a este mercado que no quiere rendir cuentas?

Las transformaciones en el lenguaje, las transformaciones en el cuerpo de los jóvenes a partir de las destrezas tecnológicas como sucedes con el uso de los pulgares… estas transformaciones no se están atendiendo como se debe.

¿Cómo estas nuevas culturas y trasformaciones afectan en el proceso de crecimiento del adolescente y joven?

–Rossana Reguillo: Situándonos en esta generación, la que va de salida de ser joven hasta la generación que va entrando que ahora son niños, lo que podemos ver es que los que vienen entrando en la adolescencia vienen todavía más revolucionados que sus antecesores que están ahora frente aparatos, facebook, twitter, smartphones… Eso va a representan un desafío para la escuela y la pregunta es ¿la escuela se está preparando para recibir a esos sujetos que vienen con otras expresas corporales, con otras formas de procesar, con otras formas de conocimiento? Los jóvenes que actualmente ocupan esa franja piensan en videoclip, piensan a una enorme velocidad y articulan distintos lenguajes con solución de continuidad.

Por otro lado, los que van ya de salida han incorporado un conjunto de valores, actitudes, prácticas y destrezas para entrar en una etapa en la que se les exigirá una incorporación productiva pero que no hay capacidad instalada. ¿Qué va a pasar con e
stos jóvenes? Son la generación más educada y formada en términos históricos. Hay ejemplos en muchos países: doctores manejando taxis o vendiendo seguros porque no sé ha instalado esa capacidad de incorporación. Los datos no son como para estar complacientes. Estamos viviendo una paradoja, estamos inéditamente frente a una sociedad de oferta ilimitada en términos de tecnología, conocimiento y movilidad al mismo tiempo que se achican las posibilidades de acceso.

¿Qué cree que ha fallado?

–Rossana Reguillo: La voracidad de los mercados y la estupidez de los Gobiernos.

La revolución que estamos viviendo en el modo de comunicarnos ¿cómo ha afectado esto en la socialización de los jóvenes?

–Rossana Reguillo: Yo recuerdo cuando escribía a mis amigos por cuestiones de trabajo y tardaban 3 meses en llegar la respuesta, luego nos modernizamos con la llegada del fax y hoy aparece esta instantaneidad y velocidad que genera grandes transformaciones en el cuerpo, en los modos de conocimiento, en la demanda que le haces al otro. A veces me pasa con mis estudiantes, que se ofenden si no lo contestas en el día, como si tuvieras que estar en línea 24 horas al día. Están acostumbrados a repuestas inmediatas, a velocidad inaudita, a una inmediatez que produce presencia en distintos modos que es absolutamente fascinante. Esto, indudablemente, tiene implicaciones de dos tipos. La primera tiene que ver con una tensión intergeneracional entre estas formas inmediatas y gratificadoras, por ejemplo si escribes un post y a los cinco minutos tienes 5 likes, esto genera otros modos.

En esto hay una tensión entre las formas de autosatisfacción en términos comunicativos, formas formales, en el sentido de que frente a esta inmediatez, se trastocan las formas gramaticales y ortográficas que para un adulto letrado que aprendimos a escribir de izquierda a derecha y de arriba abajo, pues esto ha supuesto un cambio importante. La segunda son los desniveles en destrezas, los jóvenes y niños tardan tres segundos en descifrar un aparato, dos segundos en encontrar una página. Y lo que no tenemos construido es unas claves que nos permita manejarnos sin que esto vaya a representar un problema. Pero creo que esto se va a solucionar, no preveo un enfrentamiento aunque sí hay una tensión.

En estos procesos de cambio, ¿cómo ayuda o puede ayudar la Iglesia a los jóvenes en estos procesos?

–Rossana Reguillo: Lo que se requiere es una Iglesia que esté decididamente del lado de los jóvenes que la están pasando mal: desempleados, sin educación, migrantes… Del lado y al frente, con una voz crítica que esté permanentemente señalando a la sociedad gobiernos medios ahí hay un problema.

Por otro lado está el trabajo de mediación. Una de las grandes crisis del siglo XXI es que no tenemos instituciones intermediarias. Por eso creo que uno de los desafíos es constituirse como un buen mediador entre el joven y los distintos espacios de gestión de sus propias biografías.

Me parece que un tercer desafío podría ser también, cómo generar espacio de participación juvenil no a partir de un proyecto construido verticalmente, si no pensando donde están los intereses y las propuestas de los propios jóvenes.

Entonces, sí hay lugar para la esperanza cuando hablamos de la situación de los jóvenes

–Rossana Reguillo: Yo creo que hay drama pero también creo que entre los propios jóvenes están sembrados los gérmenes de la transformación social. Lo que hemos visto aparecer en Egipto, en España, EEUU, Chile, Colombia, México… no es casualidad. Son los síntomas de un sujeto colectivo que tiene a su favor una tecnología a través de la cual esta inmediatez velocidad pueden ponerla a su servio. Y creo que el fondo que también estamos frente a un momento de una juventud mucho más reflexiva e interesada en interesarse en asuntos del bien común, medio ambiente, derechos humanos, movilidad ecológica.. Este es un dato muy interesante. Pero sí creo que hay una enorme efervescencia juvenil pero que al mismo tiempo están enojados, no sólo indignados.

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