En los muros vaticanos, 17 motivos de esperanza para Eritrea y Etiopía

Entrevista al rector, el padre Bermanemeskel Ketlemariam C.M

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CIUDAD DEL VATICANO, 2 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI hizo su primera vista el 17 de octubre a un colegio pontificio de Roma, concretamente al Colegio Etíope y Eritreo, que es el único que se encuentra dentro de los muros vaticanos, en sus estupendos jardines.

Esta visita coincidió con el 75 aniversario de su fundación y con el fin de la visita «ad limina apostolorum» de los obispos de Etiopía y Eritrea.

En este centro viven diecisiete sacerdotes de esos dos países que realizan sus estudios en las universidades pontificias de Roma. Son uno de los motivos de esperanza más concretos para sus comunidades católicas, probadas por años de conflicto y dura pobreza.

En Etiopía, país de más de 73 millones de habitantes, los católicos son unos 465.000; mientras que en Eritrea, con unos cuatro millones y medio de habitantes, los católicos son 137.000. La mayoría de sus poblaciones son musulmanas, a pesar de que en esas tierras el cristianismo llegó en sus primeros siglos.

El padre Bermanemeskel Ketlemariam, rector de esta institución, ha abierto las puertas del Colegio a Zenit para comentar los desafíos de la Iglesia en Etiopía y Eritrea.

–En Roma hay Colegios pontificios de numerosos países, pero el Colegio Etíope es particular por encontrarse dentro del Vaticano, ¿Qué significa esto para ustedes?

–P. Ketlemariam: Nosotros, como todos los religiosos y sacerdotes, pertenecemos a la Iglesia universal, pero particularmente o físicamente estamos más cerca del Vaticano, es verdad. El Papa Pío XI nos abrió las puertas al Vaticano en el 1930, pero antes del Papa XI existía una Iglesia de San Esteban cerca de San Pedro que nos entregó el Papa Sixto IV [obispo de Roma en 1471 y 1484, ndr.].

Fue Benedicto XV quien nombró a nuestra institución «Colegio Pontificio Etíope», y en el 1930 el Papa Pío XI construyó este edificio dentro de los jardines vaticanos.

–En ocasión de la celebración del colegio y de la visita «ad limina» de los obispos de Etiopía y Eritrea, el mensaje del Santo Padre ha insistido en la paz y la reconciliación.

–P. Ketlemariam: Sí, el Papa en su mensaje del día 17 de octubre y con la visita de los Obispos ha repetido una palabra: los sacerdotes y obispos deben ser «instrumento de paz» para nuestro pueblo, porque estas dos naciones han estado en estado de guerra y esta tensión aun no está del todo superada.

Es por eso que ha recomendado ser instrumentos de paz, de enseñar y formar a nuestro pueblo con espíritu de paz, porque «no hay paz sin justicia y no hay justicia sin perdón». Han sido éstas las palabras del Santo Padre que más me han hecho reflexionar porque es un mensaje muy significativo para todo nuestro pueblo.

–En el Sínodo de los obispos se ha mencionado que a veces el pueblo etíope y eritreo se ve forzado a emigrar y no puede vivir su fe cristiana en algunos países de mayoría musulmana. ¿Qué se puede hacer evitar estas situaciones?

–P. Ketlemariam: En nuestro pueblo de Etiopía y Eritrea existen muchos emigrantes en varias partes del mundo, tanto en Occidente como en Oriente, pero el problema es sobretodo para los que van a Arabia Saudí, Pakistán, Irán e Irak. No están obligados a cambiar de religión pero sí son obligados a no manifestar la religión del cristianismo, siendo así obligados a vivir como musulmanes.

Está situación es grave porque con el pasar del tiempo, al no poder manifestar su identidad cristiana y al no encontrar ayuda espiritual y pastoral para su formación en la religión cristiana, ellos mismos poco a poco cambiarán de religión. También por un motivo laboral: no les dan trabajo si no son musulmanes, así pues es la misma situación la que les obliga a cambiar de religión.

La Iglesia es consciente de este problema y actualmente están dialogando para encontrar soluciones, pero aún no está claro qué es lo que se tiene que realizar para ayudar concretamente a nuestra gente.

Para la calidad ayuda también la cantidad. Los 17 sacerdotes estudiantes de este colegio aquí, en Roma, pertenecientes a nuestras dos naciones, Etiopía y Eritrea, son nuestra esperanza. Al regresar podrán dar una ayuda fuerte y válida en la formación de nuestros paisanos, y de este modo podrán expresar libremente nuestra religión y el amor a nuestro Dios. De hecho el campo más estudiado por nuestros estudiantes es la pastoral.

–Después de haber celebrado el 75° aniversario de fundación, y mirando al futuro, ¿qué es lo que usted desea para el colegio?

–P. Ketlemariam: Este 75° aniversario nos hace reflexionar sobre quiénes somos y qué tenemos que hacer con este privilegio que nos ha dado la Iglesia. Renovamos nuestro compromiso por contar con muchos sacerdotes que terminen sus estudios con gran entusiasmo y deseo de comprometerse por Cristo y la Iglesia.

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ZENIT Staff

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