En medio de violencias, el Papa reza en julio por la evangelización de la India

Manifestación interreligiosa denuncia el ataque contra una iglesia católica

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CIUDAD DEL VATICANO, 4 julio 2002 (ZENIT.org).-Hindúes, musulmanes, cristianos y sijs: un millar de personas se reunieron el martes ante la Iglesia católica «Nirmala» de Salong reclamando protección para los lugares sagrados.

Al mismo tiempo, desde Roma, Juan Pablo II rezaba, según su intención misionera de oración para el mes de julio, «para que a los cristianos de la India no se les impida profesar públicamente su propia fe y anunciar libremente el Evangelio».

Con la concentración «interreligiosa», los fieles de los distintos credos expresaron su protesta por la reciente destrucción de una estatua de Jesucristo y otra de la Virgen María.

La archidiócesis de Ranchi, capital del estado de Jharkhand, ha sido esta vez el escenario de este ataque, aún sin aclarar.

La destrucción de las imágenes, donadas por la Santa Sede en 1998, ha sido condenada por el padre Anand Kumar Bhengra, párroco de la Iglesia, quien también ha llamado a los fieles a mantener la calma.

El contexto en el que se vienen produciendo hechos de este tipo ha quedado descrito en la agencia Fides por el cardenal Ivan Dias, arzobispo de Bombay, quien ha comentado la intención de oración del Papa.

En la actualidad son aproximadamente 18 millones, pero en la India hay discípulos de Jesús desde hace dos mil años, explica el cardenal Dias: en un país de mayoría hindú, «los cristianos, una reducida minoría entre una población de mil millones (cristianos 2,3%, católicos 1,8%), han contribuido enormemente al desarrollo de la educación, de los servicios sociales, de la promoción de los marginados: este testimonio cristiano de vida y de servicio lleva a muchas personas a la fe».

«La India siempre ha sido un país abierto a todos los credos –recuerda el arzobispo de Bombay–; sin embargo, hace cinco años grupos militantes de fundamentalistas hindúes iniciaron una campaña para que el país se convirtiera en un Estado totalmente hindú, como Pakistán es un Estado musulmán».

Como constata el prelado, en este contexto, «los grupos minoritarios, los cristianos en particular, son objeto de persecución y opresión; misioneros cristianos y personal de la iglesia local han sido asesinados».

El cardenal Dias también alude a las denominadas «leyes anti-conversión» vigentes, que en muchos Estados han tenido un efecto restrictivo en el ministerio pastoral y en el servicio social: «En tres Estados indios la policía local debe ser informada cuando existe una conversión para comprobar si ésta se ha producido en plena libertad».

Actualmente la Corte Suprema debate los derechos de las minorías. «Confiamos en que se llegue a una decisión que garantice la tradición secular de esta gran nación y que los ciudadanos de todos los credos puedan vivir en armonía», añade el arzobispo de Bombay.

Las raíces cristianas de la India se encuentran, según la tradición, en la predicación de los apóstoles Tomás y Bartolomé, quienes introdujeron la Buena Nueva de Jesucristo en la zona de Kerala.

Jesuitas, franciscanos, dominicos y agustinos se cuentan entre las órdenes religiosas que han tenido un papel destacado en la primitiva historia misionera del país. En 1558 se erigió una archidiócesis en Goa con dos diócesis sufragáneas, y en 1886, cuando el número de católicos alcanzó el millón, se creó la archidiócesis de Bombay.

A pesar de la persecución, de acuerdo con los datos que aporta el cardenal Ivan Dias, la Iglesia en la India florece y tiene numerosas vocaciones. Hoy 23.000 sacerdotes atienden a 18 millones de católicos.

Aunque sean una pequeña minoría en el país, los cristianos se ocupan de buena parte de los servicios: el 20% de toda la educación primaria; el 10% de la instrucción de los analfabetos y de la asistencia sanitaria comunitaria; el 25% de la asistencia a huérfanos y viudas; el 30% de la asistencia a minusválidos, enfermos de sida o de lepra.

La comunidad católica india se caracteriza por su devoción a la Eucaristía. Por ejemplo, en Bombay, en 80 de las 115 parroquias hay adoración al Santísimo Sacramento todo el día.

Asimismo, la devoción a la Virgen María está muy difundida: con motivo de la jornada mundial del enfermo, el pasado 11 de febrero, que se celebró a petición del Papa en Vailankanny — «el Lourdes del Este» –, 40.000 personas acudieron a este santuario mariano a orillas del golfo de Bengala.

Como recuerda el cardenal Dias, cuando el Papa fue a la India en 1999 a promulgar la Exhortación apostólica postsinodal ‘Ecclesia in Asia’, dijo: «el primer y el segundo milenio han pertenecido a Europa y Africa, el tercer milenio pertenece a Asia».

«La oración de todos los católicos del mundo puede acompañar a los cristianos de la India a llevar a delante su misión de amor», concluye el arzobispo de Bombay.

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ZENIT Staff

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