En nombre de Juan Pablo II, el Papa pide a los polacos mantenerse firmes en la fe

En la multitudinaria misa de su último día en Polonia

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CRACOVIA, domingo, 28 mayo 2006 (ZENIT.org).- En nombre del hombre más querido por el pueblo polaco, Juan Pablo II, Benedicto XVI exhortó este domingo a los católicos de ese país a ser fieles a su fe, durante el acto más multitudinario de su segundo viaje apostólico internacional.

Entre 900.000 y 1.500.000 personas, según diferentes fuentes, participaron en la Eucaristía de la Ascensión del Señor, que el Santo Padre presidió en el Parque de Blonie, lugar en el que también el Papa Karol Wojtyla celebraba ese Sacramento en sus viajes a su antigua archidiócesis.

Era el último día de la visita, que había comenzado el jueves anterior, y Benedicto XVI, «antes de regresar a Roma», quiso sintetizar el mensaje que le había traído a tierras polacas: «Permaneced firmes en la fe» (de hecho, ése ha sido el lema del viaje).

Y para que sus palabras alcanzaran un particular impacto entre el auditorio las propuso citando una homilía que Juan Pablo II había celebrado en ese mismo lugar el 10 de junio de 1979.

«¡Tenéis que ser firmes en esa fuerza que surge de la fe! ¡Tenéis que fortaleceros con la fuerza de la fe! ¡Tenéis que ser fieles! Hoy, más que en otra época, tenéis necesidad de esta fuerza», afirmó.

«También yo, Benedicto XVI, sucesor del Papa Juan Pablo II, os pido que miréis desde la tierra hacia el cielo, que fijéis la mirada en Aquél que desde hace dos mil años es seguido por las generaciones que se suceden en nuestra tierra, encontrando en Él el sentido definitivo de la existencia», indicó.

«Os pido que testimoniéis con valentía el Evangelio ante el mundo de hoy –recalcó–, llevando la esperanza a los pobres y a los que sufren, a los abandonados, a los desesperados, a quienes tienen sed de libertad, de verdad y de paz».

En particular, pidió «compartir con los demás pueblos de Europa y del mundo el tesoro de la fe, también en consideración de la memoria de vuestro compatriota que, como sucesor de san Pedro, ha hecho esto con extraordinaria fuerza y eficacia».

«Y acordaos también de mí en vuestras oraciones y en vuestros sacrificios, como os acordabais de mi gran predecesor, para que pueda cumplir la misión que me ha confiado Cristo », dijo antes de concluir.

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ZENIT Staff

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