En oración por el pequeño Charlie

Los obispos británicos: «Nunca poner fin intencionalmente a una existencia humana, incluida la suspensión de la nutrición y de la hidratación»

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(ZENIT – Roma, 30 Jun. 2017).- Al pequeño Charlie Gard, niño de 12 meses internado en un hospital de Londres debido a una rara enfermedad incurable. Este viernes debía seguirse la sentencia, aunque el Hospital Great Ormond Street, decidió aplazarla algunos días. Los papás han perdido una batalla legal que llegó hasta la Corte Europea de los derechos humanos y no pudieron llevar al niño a Estados Unidos para una terapia experimental. Ahora pidieron que al menos le dejen morir en su casa.
Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida hizo un llamado a respetar la voluntad de los papás. “El caso del pequeño niño inglés, Charlie Gard, y de sus padres nos impresiona a todos nosotros por su carga de dolor y de esperanza”. Y asegura su cercanía a quienes “se ocuparon de él y han luchado por él”.
La Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales ha publicado “un comunicado que antes de todo reconoce la complejidad de la situación, el dolor de los papás, la búsqueda del bien para Charlie que han puesto en campo todas las personas involucradas”.
El texto reitera “que no se puede poner en práctica ningún gesto que ponga fin intencionalmente a una existencia humana, incluida la suspensión de la nutrición y de la hidratación”.
Entretanto el obispo señala que “es necesario reconocer también los límites de lo que se puede hacer, dentro de un servicio al enfermo que tienen que continuar hasta la muerte natural”.
Citando la Evangelium Vitae de san Juan Pablo II, Mons. Paglia subraya que “tenemos que cumplir todo aquello que favorezca a la salud y juntos reconocer los límites de la medicina” o sea es necesario “evitar cada insistencia terapéutica desproporcionada o demasiado gravosa”.
Pero sobre todo, indica el presidente de la Pontificia Academia de la Vida, “hay que respetar y escuchar la voluntad de los padres, y al mismo tiempo es necesario ayudarles a reconocer la peculiaridad difícil de su condición”, motivo por el cual “no pueden ser dejados solos para tomar decisiones tan dolorosas”.
“Cuando la alianza terapéutica entre pacientes (en este caso sus padres) y los médicos se interrumpe –concluye Mons. Paglia– todo se vuelve más difícil y se entra a recorrer la extrema solución de la vía jurídica, con los riesgos de manipulación ideológica y política, que en cambio hay que evitar, así como las campañas mediáticas muchas veces tristemente superficiales”.

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ZENIT Staff

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