En Panamá y Colombia, búsqueda de la paz

Por Leonidas Ortiz L.,director del Observatorio Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

BOGOTÁ, sábado, 19 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal Panameña ha hecho un llamado, el pasado 25 de Febrero de 2011, a la construcción de un cultura de paz en un país que está siendo escenario de permanentes protestas por parte de los pueblos indígenas y de diversas organizaciones sociales, que se están oponiendo a la Ley No. 8, que introduce reformas al Código Minero. Esta ley fue aprobada por la Asamblea Nacional y el Órgano Ejecutivo,  sin que se dieran las consultas necesarias con la población afectada.

La Conferencia Episcopal de Colombia dedicó su última Asamblea (Febrero 7 a 11 de 2011) a la urgencia de una Pastoral de la Paz en el país, recordando el lema de la visita de Juan Pablo II hace veinticinco años: «Con la paz de Cristo por los caminos de Colombia».

Conflictos sociales en la región

En todos los países de la región han aumentado los conflictos sociales en los últimos años. En algunos países, como Colombia, se ha llegado inclusive al más alto grado de confrontación: la lucha armada. La sociedad civil sufre las consecuencias de estos conflictos, lo mismo que el efecto negativo de la crisis de los partidos políticos, la falta de credibilidad de sus dirigentes y la ineficiencia del Estado en la búsqueda de soluciones a los problemas que se acentúan en los países.

Afortunadamente, en la mayoría de nuestros pueblos, aunque la sociedad civil está atomizada y, en algunos de ellos, se ha llegado a casos de extrema polarización, sin embargo, está tomando conciencia de que debe organizarse para convertirse en protagonista de los cambios sociales.

Algunos gobiernos se han abierto a procesos de paz y de reconciliación. No obstante, en líneas generales, los gobiernos de la región no están empeñados en transformaciones estructurales profundas; ni propician el desarrollo de una auténtica democracia participativa; ni han diseñado políticas adecuadas para construir la paz en la verdad y la justicia.

Papel de la Iglesia

Aquí es donde entra la Iglesia a jugar un papel decisivo en la construcción de la paz. Recuerdo las palabras del sacrificado obispo colombiano, Monseñor Isaías Duarte Cancino, Arzobispo de Cali, quien en el Sínodo de los Obispos de América, decía: «Una Iglesia que no trabajase por la paz, no sería la Iglesia que Cristo fundó».

A la Iglesia le corresponde, por tanto, contribuir en la búsqueda de la paz social, a través de todos los medios, incluidos los planes pastorales en sus diversos niveles. Sobre este tema, Monseñor Rubén Salazar, Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, decía el mes anterior: «El camino de una pastoral de la paz renovada por una actualización consciente e iluminadora para responder a las circunstancias actuales de la situación del país es, por lo tanto, un servicio que nosotros, como pastores de la Iglesia en Colombia, no podemos dejar de prestar a nuestra patria.  La paz es la síntesis de todos los bienes; es el gran don de la salvación que el Señor nos ha dado en Jesucristo; es el camino fundamental que la Iglesia debe recorrer.  Es, por lo tanto, la tarea primera e indispensable que recibimos del Señor y que debemos implementar en nuestros planes pastorales«. (Alocución en la inauguración de la Asamblea Plenaria, Febrero 2011).

Por su parte, la Conferencia Episcopal de Panamá, frente a los conflictos sociales que se están viviendo en el país, afirman: «Como Pastores del Pueblo de Dios, alentamos a que se hagan todos los esfuerzos oportunos para construir una cultura de paz, mediante un diálogo justo, equitativo, constructivo, en actitud de tolerancia frente a  las opiniones diversas, y que se fundamente en la defensa irrenunciable de la dignidad de la persona y del bien común, porque en el combate de la pobreza y la protección del medio ambiente ‘el primer capital que hay que salvaguardar y proteger es la persona humana en su integridad» (Comunicado 25-02-2011).

El siempre bendecido camino del diálogo

Los Obispos panameños apelan al diálogo, como un camino práctico y eficaz, para la solución de los conflictos: «La Iglesia Católica está convencida de que el medio viable para buscar una solución a este conflicto es establecer una mesa de diálogo, sin precondiciones, con transparencia y con el tiempo necesario; en ella deben participar las comunidades afectadas, especialistas en la materia y una representación de los sectores de la sociedad preocupados por las consecuencias de estas reformas, para que se analicen serenamente las ventajas y desventajas de la industria minera y se llegue a un consenso sobre lo que es mejor para el bien común de la Nación panameña«.

Me atrevo a proponer que, tanto el gobierno como los pueblos indígenas y las organizaciones sociales, acudan al papel mediador de la Iglesia Católica, teniendo en cuenta su credibilidad y su compromiso con la justicia y el bien común.

La Iglesia, por su parte, tiene el deber de contribuir en la mediación de conflictos sociales. Pero también debe preocuparse por desarrollar una labor preventiva, tanto a nivel local como nacional, formando la conciencia social, a fin de que todos los ciudadanos, incluidos los gobernantes y los dirigentes cívicos y políticos, se conviertan en artesanos de la paz, haciendo valer los escenarios del diálogo, como camino para la construcción ciudadana de la paz.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación