CASTEL GANDOLFO, domingo, 16 septiembre 2007 (ZENIT.org).- En tiempos de terrorismo, la humanidad necesita descubrir la Misericordia de Dios, considera Benedicto XVI.
Así lo explicó este domingo antes de rezar a mediodía la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.
«En nuestro tiempo, la humanidad tiene necesidad de que se proclame y testimonie con vigor la misericordia de Dios», afirmó el Papa comentando el pasaje evangélico del «hijo pródigo», que había contemplado la Iglesia en la liturgia de ese día, «una de las páginas más sublimes y conmovedoras de la Sagrada Escritura».
Para Benedicto XVI la gran intuición de Juan Pablo II fue precisamente la de comprender la «urgencia pastoral» de transmitir a la humanidad el amor sin límites de Dios hasta convertirse en «un gran apóstol de la divina Misericordia».
«Todo su pontificado se convirtió en misionero del amor de Dios a todas las personas», recordó.
«Tras los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, que ensombrecieron el alba del tercer milenio, invitó a los cristianos y a los hombres de buena voluntad a creer que la Misericordia de Dios es más fuerte que todo mal, y que sólo en la Cruz de Cristo se encuentra la salvación del mundo», indicó.
