En tierra de la Mafia, el Papa junto a quien sufre por el crimen organizado

Celebra la misa ante unas doscientas mil personas en Palermo

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PALERMO, domingo, 3 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI visitó este domingo Palermo, la capital de Sicilia, isla mediterránea tristemente famosa a causa de la Mafia, para manifestar su cercanía a quienes sufren a causa del crimen organizado.

Unas doscientas mil personas (no treinta mil como han dicho algunas agencias) participaron en la mañana en la santa misa que el pontífice presidió en el Foro Itálico con motivo del encuentro eclesial regional de las familias y los jóvenes.

El Papa hizo referencia a las enormes dificultades sociales que vive Sicilia, en particular, saludó a «quienes viven concretamente su existencia en condiciones de precariedad, a causa de la falta de trabajo, de la incertidumbre por el futuro, del sufrimiento físico y moral y», subrayó, «a causa del crimen organizado».

«Hoy estoy en medio de vosotros para dar testimonio de mi cercanía y de mi recuerdo en la oración –añadió–. Estoy aquí para daros un fuerte aliento para no tener miedo de testimoniar con claridad los valores humanos y cristianos».

Dirigiéndose en particular a los laicos, el obispo de Roma les exhortó: «¡no tengáis temor de vivir y testimoniar la fe en los diversos ambientes de la sociedad, en la múltiples situaciones de la existencia humana, sobretodo en la más difíciles!».

«La fe os da la fuerza de Dios para tener siempre confianza y aliento, para seguir adelante con nuevas decisiones, para emprender las iniciativas necesarias para dar un rostro siempre más bello a vuestra tierra».

Y a quienes experimentan oposición por vivir coherentemente como cristianos, les repitió las palabras del apóstol Pablo: «No tengas miedo de dar la cara por nuestro Señor».

«¡Hay que avergonzarse del mal, de lo que ofende a Dios, de lo que ofende al hombre; hay que avergonzarse del mal que se produce a la comunidad civil y religiosa con acciones que buscan quedar ocultas!».

«La tentación del desánimo, de la resignación, afecta a quien es débil en la fe, a quien confunde el mal con el bien, a quien piensa que ante el mal, con frecuencia profundo, no haya nada que hacer».

En cambio, quien está sólidamente fundado en la fe, quien tiene plena confianza en Dios y vive en la Iglesia, añadió, «es capaz de llevar la fuerza sorprendente del Evangelio».

Y puso come ejemplo al padre Pino Puglisi (1937-1993), sacerdote italiano asesinado a los 56 años por la Mafia que se encuentra en proceso de beatificación.

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ZENIT Staff

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