En Venezuela, la democracia está en peligro

Entrevista a monseñor Baltasar Porras, vicepresidente del CELAM

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ROMA, jueves, 15 noviembre 2007 (ZENIT.org).- En una entrevista concedida a Zenit, monseñor Baltasar Porras, antiguo presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela y hoy primer vicepresidente del Consejo Episcopal Lationoamericano (CELAM), lanza una alarma ante las amenazas a la democracia de lo que se ha llamado ideología socialista-bolivariana.

Monseñor Porras, arzobispo de Mérida, capital del estado homónimo –en el noroeste de Venezuela, a 1.600 metros de altura–, se encuentra actualmente en Roma para visitar a Benedicto XVI, junto con la presidencia del CELAM.

Publicamos la conversación que han ha mantenido con Giorgio Salina, presidente de la Asociación para la Fundación Europa.

–El presidente venezolano propone una reforma constitucional en treinta artículos, a los que la Asamblea Nacional añadió otros treinta; todo ello será objeto de un referéndum que suscita fuertes reacciones. ¿En qué consiste y por qué tanta preocupación?

–Monseñor Porras: Podemos decir que lo que será sometido a referéndum no es una revisión de la Constitución sino una nueva Constitución que, de hecho, confiere prácticamente plenos poderes al presidente y al gobierno, expropiando, a pesar de las apariencias, los espacios de participación del pueblo.

Además, las propuestas pueden ser aceptadas o rechazadas sólo en bloque y no selectivamente, impidiendo así cualquier oportuno discernimiento entre los diversos artículos.

–Un reciente documento de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), expresa preocupación y es severo ante la propuesta de reforma, hasta el punto de definirla «moralmente inaceptable». ¿Puede comentarlo?

–Monseñor Porras: Los recientes pronunciamientos de la Iglesia, tanto de la jerarquía como de las comunidades religiosas y laicales, son bien acogidos y agradecidos por el pueblo, que los percibe en defensa de los derechos de todos, y no sólo de quien tiene el poder y actúa con la fuerza.

Los obispos en especial definieron «moralmente inaceptable» esta propuesta por cuatro razones:

– es más que una reforma, como dije antes;

– de hecho, debilita la tutela de los derechos humanos, aumentando la discrecionalidad incontrastable del Gobierno;

– votar sesenta artículos agrupados en dos bloques impide toda elección selectiva, limitando de hecho la libertad de expresión de la voluntad popular.

– la campaña electoral y fuertemente manipulada que prevé posibilidades muy diversas de información entre propaganda gubernamental, oposición y sociedad civil.

–La agencia France Presse (AFP) hace poco dio noticia de una manifestación, definida de masas, a favor del Gobierno. ¿Qué puede decirnos al respecto?

–Monseñor Porras: Hay que tener en cuenta que la participación, en las manifestaciones promovidas por el Gobierno, es obligatoria para todos los empleados públicos, a los que aseguran la disponibilidad de medios de transporte, proporcionando además raciones de comida, y ¡reconociendo a los participantes una «indemnización» económica! Todo esto porque lo que interesa al Gobierno es el efecto mediático, perseguido a través de los principales medios de información.

Las condiciones para la oposición son muy distintas: debe afrontar dificultades logísticas de todo tipo, y las posibilidades de información son mucho más limitadas. Además, todo el mundo vio en la televisión, tras pocas horas, la deserción masiva, y se pudo escuchar el claro eco de un evidente malestar y descontento.

–La agencia Associated Press (AP) habla de una manifestación pacífica para pedir al Tribunal supremo que prorrogue el tiempo disponible para informar sobre el texto y difundir los motivos de oposición. La manifestación se desarrolló pacíficamente pero en el campus universitario fue objeto de graves ataques por personas, estudiantes…, armados y apoyados por elementos cercanos al Gobierno. ¿Cuáles son sus consideraciones?

–Monseñor Porras: Es verdad, es exactamente lo que sucedió en San Cristóbal, en Maracaibo y en Caracas. Hoy en Venezuela mucha gente está armada, la policía les asegura impunidad, y esto aumenta la inseguridad y el miedo. La violencia suscitada por infiltrados en el campus universitario justifica la intervención del Gobierno contra la autonomía de la Universidad.

–Dos expresiones del servicio informativo de AP son preocupantes. La primera, afirma que el resultado positivo del referéndum debilitaría las libertades civiles; la segunda habla del riesgo de arrastrar a Venezuela en una aventura que nadie desea. ¿Nos ayuda a descifrarlas?

–Monseñor Porras: Por supuesto. Debilita los derechos civiles porque limita las libertades y aumenta la discrecionalidad del poder: quien no es socialista-bolivariano no es un buen venezolano, y por tanto puede ser perseguido. Además, la experiencia comunista castrista es extraña a nuestra cultura, por esto nadie se augura aventuras de este género; las posiciones que se remiten al Che Guevara son percibidas como violencia e injusticia.

–Si el referéndum tuviera resultado positivo, quiere decir que la mayoría del pueblo está con Chávez y comparte sus propuestas, por tanto se debería de todos modos aceptar una elección democrática. ¿Comparte esta afirmación?

–Monseñor Porras: No, no sería de todos modos una elección democrática. Baste pensar en un solo dato: el 80% del tiempo en radio y televisión está gestionado por el poder actual, mientras que sólo el 20% del tiempo, obviamente en los horarios de menor audiencia, se deja a la oposición. Además, otro grave problema se refiere al seguimiento serio e independiente de la jornada electoral; insustituible función de control para garantizar la democracia, que debemos reconocer que falta en Venezuela.

Cierto, hay que reconocer también que la oposición está dividida y no es capaz de hacer una propuesta unitaria; las alternativas propuestas van desde la abstención a la participación con voto contrario, pero esto crea incertidumbre.

Debo decir que, para nuestro país, lamentablemente, no veo un futuro de pacificación sino de contrastes, un futuro conflictivo. El comunismo castrista no forma parte del panorama que el pueblo venezolano desea.

–La situación que nos ha descrito, ¿influye en la vida de la Iglesia y de las comunidades cristianas del país? ¿Cómo?

–Monseñor Porras: El resultado imprevisible de esta situación es un fuerte sentido de unidad dentro de la Iglesia, y entre la Iglesia católica y otras confesiones. Esperaban dividir a la Iglesia por dentro y, en cambio, aparte pocos sacerdotes que hacen mucho ruido en radio y televisión, obispos, sacerdotes y laicos están muy unidos y solidarios.

Y esto a pesar de que se usa y abusa de símbolos cristianos, y todo el Gobierno se declara católico. Es una táctica que hasta ahora ha fracasado. Mientras una exigua minoría de cristianos es partidaria del Gobierno, en aspectos de defensa de la libertad, derechos humanos, paz interna y externa, se produce una gran consistencia, subrayada por un aumento de vocaciones y conversiones. Todo esto mientras contamos unos doscientos muertos asesinados cada semana, sin contar la captura de rehenes, intimidaciones, etc., con la connivente indiferencia del poder.

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ZENIT Staff

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