En vigor el «Motu Proprio» sobre el Misal de 1962, motivo de unidad para la Iglesia

Según el cardenal Darío Castrillón Hoyos

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 13 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Entra en vigor este vernes el «Motu Proprio» de Benedicto XVI «Summorum Pontificum» sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970, que según el cardenal Darío Castrillón Hoyos impulsará la unidad en la Iglesia.

El documento liberaliza el uso del misal romano de 1962, anterior al Concilio Vaticano II, que nunca fue abrogado. En particular, el documento emitido por Benedicto XVI establece que corresponde al párroco acoger las peticiones de los fieles ligados a la anterior tradición litúrgica.

El cardenal Castrillón Hoyos, presidente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei», y durante muchos años prefecto de la Congregación par el Clero, recordó este jueves a los micrófonos de «Radio Vaticano» que, dado que la Eucaristía es «lo más grande que tenemos, la manifestación más grande del amor», «nunca debe ser motivo de discordia: en ella, sólo debe haber amor».

La Pontificia Comisión «Ecclesia Dei» fue instituida por Juan Pablo II el 2 de julio de 1988, tras el gesto cismático de las ordenaciones episcopales ilegítimas realizadas por el Arzobispo Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad de San Pío X. Entre sus funciones está la de propiciar la acogida en la comunión eclesial a las personas ligadas a la liturgia celebrada antes de la reforma del Concilio Vaticano II.

«Yo deseo que este documento pueda ser un motivo de alegría para todos los que aman la tradición, un motivo de alegría para todas aquellas parroquias que ya no estarán divididas, sino que, por el contrario, tendrán una multiplicidad de santidad con un rito que ciertamente ha sido el factor y el instrumento de santificación durante más de mil años».

El cardenal da las gracias al Papa «por haber recuperado para la Iglesia este tesoro. No se impone nada a los demás. El Papa no impone la obligación; el Papa sólo impone el que se ofrezca esta posibilidad allí donde lo pidan los fieles».

«Si se diera un conflicto, por el hecho de que dos grupos pueden entrar en contraposición, la autoridad del obispo, como dice el “Motu Proprio”, debe intervenir para evitarlo, pero sin cancelar el derecho que el Papa ha dado a toda la Iglesia», aclara.

Benedicto XVI, que «considera un tesoro inestimable la liturgia anterior a la Reforma del Concilio», pero «no quiere volver atrás», añade.

«Es importante saber y subrayar que el Concilio no prohibió la liturgia de san Pío V y que los padres del Concilio celebraron la misa de san Pío V».

«No es un regreso al pasado como dicen algunos que no conocen la realidad. Al contrario, el Concilio quiso dar amplia libertad a los fieles. Una de estas libertades es precisamente la de mantener vivo este tesoro, como dice el Papa».

Por lo que se refiere a los cambios que introduce el «Motu Proprio», el cardenal explica que «lo principal es que en este momento los sacerdotes pueden decidir, sin permiso ni de la Santa Sede ni del obispo, la celebración de la misa según el rito antiguo».

«Y esto vale para todos los sacerdotes –aclara–. Los párrocos deben abrir la puerta de la parroquia a aquellos sacerdotes que, teniendo dificultades, quieren celebrar. Ya no hace falta, por tanto, otro permiso».

«No es verdad, por ejemplo, el que se haya quitado a los obispos el poder sobre la liturgia»: «el obispo da el “celebret”, la potestad para celebrar, pero cuando un sacerdote tiene esta potestad, son el párroco y el capellán quienes tienen que ofrecerle el altar para celebrar».

«Si alguien se lo impide, entonces le corresponde a la Comisión Pontificia “Ecclesia Dei” tomar las medidas, en nombre del Santo Padre, para que se respete este derecho, un derecho de los fieles que ahora queda claro», concluye.

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ZENIT Staff

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