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Entrevista con el arzobispo de Toronto sobre la Lectio Divina

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TORONTO, miércoles 23 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI está invitando a los católicos a una lectura orante de las Sagradas Escrituras conocida como la lectio divina, tanto es así que el Papa explica cómo rezar de esta manera en Verbum Domini y ha dirigido la lectio divina él mismo con los sacerdotes y seminaristas de su diócesis.

El arzobispo de Toronto es uno de los prelados que ha contestado a este llamamiento del Santo Padre, no sólo personalmente sino que también con sus fieles.

El arzobispo Thomas Collins ha dirigido la lectio divina en su diócesis durante 10 años. Ahora ha publicado un libro para compartir esta experiencia con un público más amplio.

ZENIT habló con monseñor Collins sobre la promoción de la lectio divina y su trabajo en “Pathway to Our Hearts: A Simple Approach to Lectio Divina with the Sermon on the Mount” (Camino a nuestros corazones: un sencillo acercamiento a la Lectio Divina con el Sermón de la Montaña), (Ave Maria Press).

– “Pathway to Our Hearts” es una adaptación de lo que podríamos llamar quizás “sesiones de lectio divina”, que usted ha dirigido en su catedral. Esta lectio divina ¿está hecha para un grupo dirigido por un líder o es mejor hacerla individualmente?

Monseñor Collins: La forma más importante de experimentar la lectio divina es de forma individual, pero en estos últimos diez años he dirigido un tipo de sesión de lectio divina cada primer domingo del mes de junio a septiembre en mi catedral. Mi esperanza es que el que ha participado mensualmente en las sesiones de la catedral se beneficie de esta experiencia, pero especialmente que puedan adaptar esta forma pública de lectio divina para su propio uso en la oración personal de cada día.

– El libro está descrito como una “adaptación de la antigua práctica de la lectio divina para los católicos actuales”. ¿Que tipo de adaptación se requiere?¿que diferencias hay entre la práctica antigua y la lectio divina actual?

Monseñor Collins: La lectio divina es básicamente una lectura orante de las Escrituras, es un forma distinta al estudio de la Biblia (exégesis), o la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia o la lectura continua de largos pasajes bíblicos. El objetivo es experimentar un encuentro con el Señor a través de la lectura orante de un pequeño extracto de la Biblia. Hay muchas formas en las que los cristianos han hecho esto en los últimos 2.000 años.

En nuestra época moderna, varias personas han adaptado esta práctica de formas distintas, ya sea en sesiones abiertas a todo el mundo o en privado.

La modalidad pública de la lectio divina, que es la que yo ofrezco, es un sencillo método de lectura orante de un breve fragmento de la Biblia. Espero que quien participe pueda adaptar esta a su oración privada diaria.

– ¿Puede hacernos un breve resumen del método de Lectio Divina que usted propone?¿hay una metodología definida? ¿O cada líder -en este caso el arzobispo de Toronto- tiene su propia estructura y método?

Monseñor Collins: La forma en la que yo realizo la lectio divina está basada en métodos usados por otros, con adaptaciones a mi propia situación. La gente puede hacer esto de diferentes maneras.

Comienzo con la oración solemne de las Vísperas en la catedral, con el canto de los salmos. Es un práctica antigua que enriquece nuestra vida moderna. Después salgo y me quedo al lado del santuario, dando a veces alguna información que sea de utilidad a los fieles para la oración del texto.

Hay tres fases en la lectio divina:

La primera, hacemos la Señal de la Cruz para comenzar el tiempo dedicado a la lectio divina. Necesitamos situarnos a nosotros mismos conscientemente en la presencia de Dios, pidiéndole perdón por nuestros pecados, y apartando las distracciones que nos evitan escuchar la Palabra de Dios. Rezamos la oración del joven Samuel: “Habla Señor, que tu siervo escucha”.

La segunda fase es la oración del texto sagrado. Primero leo el pasaje entero lentamente, con fuerte voz, y pido a todos que consideren que nos dice a nuestra cabeza, corazón y manos: esto es conocer a Dios, amar a Dios, servir a Dios.

Después de un periodo de silencio, leo el primer versículo del pasaje, y entonces hago unas pocas observaciones que me vienen a la mente e invito a la gente a pasar algún tiempo en silencio reflexionando sobre dicho versículo. Este patrón se sigue con el resto de versículos -texto, comentario, silencio, y al final vuelvo a leer el texto completo, al que le sigue otro rato de silencio.

La tercera fase es la oración del Padrenuestro, Ave María, Gloria y la Señal de la Cruz antes de volver de nuevo al ajetreo de nuestra vida diaria.

– Benedicto XVI ha recomendado repetidamente la lectio divina. En 2005, dijo que si es “promocionada con eficiencia”, podía aportar una nueva primavera a la Iglesia ¿qué es una promoción eficaz?

Monseñor Collins: Creo que es bueno para un obispo o sacerdote dirigir un forma pública de lectio divina, o describir esta forma de oración en las conversaciones o en los retiros. Es una forma sencilla y profunda para encontrar a Dios en la Biblia.

– Las sesiones incorporadas en el “Pathway” son del curso 2007-2008, de hace casi cuatro años ¿Podemos decir que la promoción de la lectio divina ya ha echado raíces en la Iglesia?¿Está sucediendo en Canadá? ¿Y se puede decir que también en todo el mundo?

Monseñor Collins: He estado celebrando la lectio divina públicamente durante diez años, pero otros han estado haciendo esto por otros medios, durante muchos año. Las sesiones que se reproducen “Pathway to Our Hearts” son de un año en el que la lectio se centró en el Sermón de la Montaña. En otros años los textos han sido salmos, o parábolas u otros pasajes de las Escrituras. No sé como esto se está haciendo en otros lugares, aunque el cardenal Martini en Milán celebró otra forma de la lectio divina hace muchos años.

– Por último como arzobispo ¿qué cree que supondrá la lectio divina para la vida de los sacerdotes?

Monseñor Collins: Creo que hay un beneficio espiritual, para los sacerdotes, en la dedicación de una hora al día durante todos los días adorando a Nuestro Señor en los Sagrados Sacramentos, como también es positivo dedicar una hora al día a la lectio divina de nuestra oración diaria.

Por Kathleen Naab. Traducción del inglés por Carmen Álvarez

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ZENIT Staff

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