BELÉN, 9 abril 2002 (ZENIT.org).- La Basílica de la Natividad de Belén transcurrió la noche entre el lunes y el martes en una tensa tranquilidad, tras una reunión entre exponentes de las Iglesias cristianas y representantes del Gobierno israelí.
Veinticuatro horas antes, la Basílica había sido escenario de momentos de violencia que provocaron un incendio en el recinto sagrado.
No queda claro si el ataque fue lanzado por soldados del Ejército israelí que rodean el templo (como afirman fuentes palestinas, franciscanas, y la agencia misionera vaticana Fides), o por los milicianos palestinos encerrados (como afirmó un portavoz militar israelí).
Los más de treinta franciscanos bloqueados en su interior, junto a algunas religiosas, y a unos diez religiosos ortodoxos y armenios siguen pidiendo ayuda al mundo por teléfono.
Como respuesta a esta petición, este lunes en la tarde tuvo lugar un encuentro entre exponentes del Gobierno de Israel y una delegación de las trece Iglesias cristianas presentes en Tierra Santa.
La delegación, dirigida por el nuncio apostólico en Israel, el arzobispo Pietro Sambi, estaba formada también por el patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah, y por el responsable de la Custodia franciscana de Tierra Santa, el padre Giovanni Battistelli.
Del grupo formaban parte también el obispo Aristarco, representante del patriarcado greco-ortodoxo; y el obispo Aris, delegado del patriarca armenio ortodoxo.
En representación del ejecutivo de Ariel Sharon, participaron el viceministro de Asuntos Exteriores, el rabino Michael Melchior, y la viceministra de Defensa, Dalia Rabin.
Tras el encuentro, monseñor Sambi ha preferido no hacer comentarios sobre la delicada conversación en víspera de resultados concretos, admitiendo la existencia de «señales de esperanza».
El custodio de la Basílica de la Natividad, el padre Ibrahim Faltas, en una conversación telefónica con Radio Vaticano informó que en la mañana de este martes la situación era tranquila.
Las fuerzas israelíes, explicó, siguen afuera «pero no hacen nada. No disparan, no hay bombardeos…». Por lo que se refiere a los milicianos palestinos encerrados revelaba: «están tranquilos».
Hablando del encuentro de los líderes cristianos con el Gobierno israelí, añadió: «Queremos acabar con esta historia. No sólo pedimos ayuda material. Ciertamente estamos sin comida, sin electricidad, sin agua…, pero hemos logrado dormir cuatro horas y nos sentimos mucho mejor. Esperamos que acabe todo».
