Encuentro entre un representante vaticano y del Patriarcado de Moscú

En el marco del encuentro interreligioso de Aquisgrán

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AQUISGRÁN, 9 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Ha llegado la hora de cambiar la situación entre la Iglesia ortodoxa de Moscú y la Iglesia católica, considera el representante del Patriarcado ruso.

El metropolita Kirill de Smolensk y Kalilinigrad intervino este lunes en el encuentro «Hombres y religiones», en el que participaron quinientos líderes religiosos por la pazm que ha convocado la Comunidad de San Egidio en Aquisgrán del domingo al martes, con la colaboración de la arquidiócesis local.

El jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú intervino en un debate que llevaba por título «Católicos y ortodoxos: el desafío del ecumenismo» en el que, entre otros, también participó el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

«Ha llegado la hora de cambiar la situación actual de dificultad entre la Iglesia ortodoxa de Moscú y la Iglesia católica», afirmó.

«Moscú está dispuesta a discutir –añadió–: los puntos están sobre la mesa. Superadas estas dificultades, el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú servirá para pasar definitivamente la difícil página del pasado».

En esta ocasión, el representante ortodoxo evitó utilizar la palabra «proselitismo», con la que se refiere al renacimiento de la Iglesia católica tras la caída del régimen comunista en territorios de la ex Unión Soviética en los que la mayoría de la población es ortodoxa y que presenta como uno de los principales problemas en las relaciones con Roma.

Habló más bien de «competición misionera» y la puso en relación con «la ideología del libre mercado de las religiones».

El cardenal Kasper, por su parte, aclaró que la situación que se vive en algunas regiones, como por ejemplo en Ucrania (en donde es particularmente significativa la presencia de católicos, en particular los de rito oriental), no se debe a «un movimiento organizado por el Vaticano», sino que es reflejo de la realidad, de la base.

Por lo que se refiere a la posible visita de Juan Pablo II a Rusia, el metropolita consideró que «su viaje a Moscú representa un hecho histórico, que debe ser preparado adecuadamente», posición reflejada en intervenciones pasadas por representantes del Patriarcado.

Esta vez añadió, subrayando el positivo clima que se respiraba en Aquisgrán: «Las visitas del Papa en los países de tradición ortodoxa han tenido un significado positivo».

Kirill considera que «el ecumenismo ha entrado en un callejón sin salida». El movimiento ecuménico se ha convertido en rehén del secularismo humanista que se ha metido en gran parte de las Iglesias de Occidente».

«Si queremos hacer renacer el ecumenismo, tenemos que cambiar de actitud y poner en el centro de nuestras preocupaciones las defensa de los valores cristianos en la sociedad contemporánea», añadió el representante ruso.

Kasper no tuvo objeciones a este respecto. «Podemos aprender mucho de Oriente, que puede constituir para nosotros un válido contrapeso ante el peligro de resbalar en un secularismo teológico», admitió.

En este terreno, ortodoxos rusos y católicos encontraron puntos de convergencia en su propuesta de incluir las raíces cristianas en el Preámbulo del Tratado constitucional europeo, que se está redactando en estos momentos.

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ZENIT Staff

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