Entre miedos, la investigación con embriones humanos continúa

La Iglesia recuerda a los legisladores los principios morales

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BRUSELAS, 25 octubre 2003 (ZENIT.org).- Los debates sobre la clonación humana han tocado inevitablemente la cuestión de la investigación con células madre de embriones. Los experimentos han continuado tanto con células madre de embriones como de adultos, incluso a pesar de que muchos países debaten la legislación sobre su práctica. Los parlamentos nacionales de España y Canadá consideran ahora proyectos de ley que proponen, en parte, permitir la investigación con células madre de embriones.

El pasado verano, la Unión Europea publicó las pautas que contemplan el permitir que se utilicen fondos para la investigación con células madre de embriones humanos congelados, informaba el 9 de julio Associated Press. Las propuestas publicadas por la Comisión Europea añadían que «la Unión Europea no financiará la investigación con células madre de embriones humanos donde esté prohibida». No se ha tomado todavía una decisión final sobre las propuestas.

Actualmente, Suecia, Finlandia, Grecia, Holanda y Gran Bretaña permiten la investigación con células madre de embriones congelados. Alemania permite tal investigación sólo si las células madre son importadas y existían antes del 1 de enero del 2002. La Comisión Europea también fijó una fecha límite, 27 de junio de 2002, antes de la cual los embriones debían haber sido creados. La fecha límite no incluye las cepas de células madre.

Las propuestas levantaron críticas de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE). «Tal investigación suscita problemas morales fundamentales porque implica la destrucción de embriones humanos», afirmó la COMECE en una nota de prensa del 9 de julio. La COMECE defendía que la decisión sobre si se financia o no la investigación suscita tan serias preocupaciones morales que debería hacerse a través de cada estado miembro y la Unión Europea debería parar la financiación conjunta de tales proyectos de investigación.

Entretanto, Suiza se ha convertido en el último país que aprueba la investigación con células madre de embriones. La Cámara de Representantes suiza aprobó las propuestas de permitir la investigación con células madre de los embriones humanos «sobrantes», informó Swissinfo el 18 de septiembre.

La decisión ha tenido lugar después de que el senado votara a favor de permitir a los científicos usar células madre de embriones de más de 7 días. Sin embargo, la Cámara votó contra la destrucción de 1.000 embriones congelados antes de finalizar el año. La ley prohíbe la producción de células madre con propósitos de investigación, y está prohibido el comercio con células madre.

Valiente nueva Inglaterra
Los investigadores en Inglaterra están yendo más allá, respaldados por la generosa financiación del gobierno. A últimos del año pasado, el gobierno anunció el programa de investigación más importante del mundo, con 40 millones de libras en fondos (66,7 millones de dólares), informó el diario Telegraph el 10 de diciembre. Esta suma se añade a los 2,6 millones de libras (4,3 millones de dólares) que se gastarán en construir un banco nacional de células madre, que se suma a su vez a otros 7 millones (11,6 millones de dólares) gastados ya en el proyecto durante el 2002.

El King’s College de Londres anunció que está desarrollando una línea de células madre a partir de un embrión humano, informó el 13 de agosto la BBC. El profesor Peter Braude, que lidera el equipo de investigación, declaró a la BBC que el avance de un «banco» de células madre ayudará mucho a la investigación en el Reino Unido. Hay cerca de doce líneas de este tipo en el mundo disponibles para los investigadores, indicaba la BBC.

Pero la doctora Helen Watt del Linacre Center afirmó que la investigación ha violado los derechos humanos y los intereses de los embriones. «Esta (investigación) está llevando a cabo la injusticia que hacemos a estos embriones al intentar convertirlos en productos farmacéuticos», lamentaba Wall. El Linacre Center asesora a la Iglesia católica en bioética.

Las noticias de un experimento reciente en China aumentan los temores de Watt. Un equipo de científicos de la Segunda Universidad Médica de Shanghai fundió células humanas con embriones de conejo para producir células madre, informó el 23 de septiembre Associated Press.

Los científicos quitaron los núcleos, que contienen el ADN, de los óvulos de conejo. Luego introdujeron el ADN de células de la piel humanas. Los embriones resultantes serán clones de los donantes humanos, aunque no han pretendido nunca desarrollarlos como bebés. Después de una semana, los investigadores serán capaces de obtener células madre de los embriones.

Los resultados del estudio fueron publicados en Cell Research, una publicación revisada por la Academia de Ciencias china afiliada al gobierno. China está invirtiendo de manera agresiva en la investigación biotecnológica, informaba AP. El año pasado el gasto del país en biotecnología totalizó los 272,4 millones de dólares.

Todo acaba en Estados Unidos
En Estados Unidos, las restricciones del gobierno federal están siendo evitadas en el ámbito estatal. California aprobó recientemente la investigación con células madre embriónicas, uniéndose a otros 11 estados que tienen su propia legislación, informaba el San Diego Union Tribune el 25 de septiembre. En agosto de 2001, el presidente George Bush restringió a nivel federal la financiación de investigaciones a la serie de líneas ya existentes de células madre.

El gobierno federal mismo anunció recientemente que financiará la investigación. El Instituto Nacional de Salud anunció tres financiaciones, que suman 6,3 millones de dólares, para investigadores que examinan células madre de embriones humanos, informó el 29 de septiembre Reuters.

El 12 de junio, Richard Doerflinger, presidente del Secretariado de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos para las actividades Pro-Vida, dirigió un discurso al Presidente Consejo de Bioética del Presidente sobre la cuestión de la investigación con embriones. Defendía la necesidad de límites éticos en esta área.

Doerflinger advertía que un proyecto de investigación que se guía simplemente por el cálculo utilitario de «los fines justifica los medios» cae en el error de explotar a los seres humanos. La investigación ética, insistía, exige que no haya un riesgo innecesario para los sujetos humanos, que el sujeto dé su consentimiento voluntario e informado; y que se eviten los daños serios o la muerte en nombre del conocimiento médico.

En cuanto al argumento de que la investigación con células madre de embriones se justifica porque puede ayudar a los pacientes que sufre, Doerflinger explicaba que ésa no es la única norma ética a considerar. Igualmente válido es el principio de que nadie puede dañar ni explotar la vida humana al servicio de tales metas positivas. «Nadie puede éticamente matar a un ser humano inocente en la base de que esto puede producir resultados que podrían salvar las vidas de algunos seres humanos», afirmaba.

Los partidarios de la investigación con células madre de embriones defienden, sin embargo, que una burbuja de células no tiene nada de particularmente humano en sí. El cardenal Alfonso López Trujillo rechaza este punto de vista en un artículo del 9 de agosto sobre la clonación escrito en el L’Osservatore Romano.

El presidente del Pontificio Consejo para la Familia citaba investigaciones científicas que explican cómo el desarrollo del embrión es una secuencia coordinada que tiene lugar bajo la guía de un nuevo genoma humano. Hay así una unidad presente coherente, no sólo una mera reunión de células. Observaba que el Dr. Ian Wilmut, que clonó a la oveja Dolly, apoya este argumento. Citaba a Wilmut, quien decía: «Cuando se crea un embrión, un piloto automático
asume el control sobre su desarrollo inicial».

Además, durante las diversas etapas del desarrollo hay tanto continuidad como gradualidad, sin un punto de cambio radical que pudiera indicar un cambio cualitativo de algo no humano a humano. «La introducción abusiva del término pre-embrión es un truco para pacificar las conciencias y permitir la experimentación hasta el final de la etapa de implantación», defendía el cardenal López Trujillo.

¿Y si el embrión en sus primeras etapas no es humano, entonces cuándo lo será?, preguntaba el cardenal. ¿A qué especie animal pertenece, dado que tiene un genoma humano? Quienes están a favor de la investigación con células madre de embriones humanos no tienen ninguna respuesta convincente a estas y otras preguntas.

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ZENIT Staff

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