Entrevista al custodio de Tierra Santa: "Jerusalén es la casa de Pedro"

Fray Pierbattista Pizzaballa, habla de la espera antes de la visita pastoral del papa Francisco

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“Jerusalén es la casa de Pedro: esta realidad debe ser entendida». Lo ha afirmado fray Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa, en vistas de la visita del papa Francisco, que será del 24 al 26 de mayo.

Los franciscanos están presentes en Tierra Santa desde hace más de siete siglos. Su presencia está inspirada en el servicio a la Iglesia, a Dios y al prójimo. La Custodia de los lugares santos, la acogida de los peregrinos y el cuidado de los locales cristianos, son sus misiones principales. Y todos estos temas los ha tratado ZENIT en la entrevista realizada en Jerusalén con el padre Pizzaballa.

¿Cómo vive la comunidad católica la llegada del Santo Padre en Tierra Santa?
–Padre Pizzaballa: Hay mucha efervescencia, mucha espera. La vista del Papa nunca es algo ordinario. Este Pontífice además es muy popular. Será un visita muy breve, por lo tanto hay también un poco de tristeza por el hecho que el Santo Padre no pueda visitar muchas de las realidades cristianas. Los momentos de oración, de encuentro, los aspectos logísticos están en plena actividad…

Además de Jerusalén, el Santo Padre visitará también Jordania, Belén y Palestina. Consideradas las distintas realidades, ¿cuál es la situación de los cristianos en estas tierras?
–Padre Pizzaballa: Son realidades muy diferentes y por tanto no conviene generalizar. Los cristianos en Oriente Medio viven en situaciones sociales diversas En Jordania hay una situación económica muy difícil, que influye a todos. Desde el punto de vista de las garantías, la casa real es el punto de estabilidad de la comunidad cristiana, una referencia importante para la defensa de los derechos y de las garantías de la comunidad cristiana.

En Palestina la situación es muy frágil por razones obvias relacionadas al conflicto palestino y a la cuestión política. El problema principal de los cristianos en Tierra Santa es el número: se han quedado muy pocos, sobre todo en Jerusalén donde no llegan a once mil.

Están los así llamados «cristianos árabes» y los que se trasladan de países europeo. Otros, sin embargo, deciden también emigrar. ¿Por qué muchos cristianos emigran?
–Padre Pizzaballa: Los cristianos tiene, como todos, una familia, y sienten el deseo de vivir tranquilamente, tener oportunidades profesionales y una perspectiva de vida tranquila. Oriente Medio no garantiza esto de forma automática. Basta mirar alrededor: lo que está sucediendo en Egipto, las dificultades económicas en la autonomía palestina, los problemas de identidad en Israel… Todos estos aspectos ayudan a la reflexión que, quizá es mejor tener una vida más tranquila fuera de aquí.

¿Qué hace la comunidad católica para tutelar a sus miembros? La visita del Santo Padre puede también ser una luz, para mostrar las dificultades de los cristianos y de la población en Oriente Medio…
–Padre Pizzaballa: Sobre todo es necesario decir que nosotros no podemos resolver todos los problemas: hay problemáticas más grandes que van más allá de nuestras posibilidades porque no somos nosotros quienes tomamos las decisiones. Aunque estamos bien integrados en el territorio, somos todavía una realidad muy pequeña.
Por esto es necesario trabajar en distintos ámbitos: el primero es el de la educación y de la formación. La presencia cristiana debe ser formada y educada de forma que pueda, aunque sea pequeña, dar una contribución positiva en la realidad en la que ha caído. Después, es necesario ser concretos, en la creación de las oportunidades de trabajo, por ejemplo, en el crear posibilidades para cristianos conseguir casas con costes sostenibles.

¿Cómo ha vivido los viajes de los otros Pontífices en Tierra Santa? ¿Tiene un recuerdo particular que quiera compartir con los lectores?
–Padre Pizzaballa: Tengo recuerdos de los viajes de los tres últimos Papas. Cuando vino Pablo VI era demasiado joven. Han sido encuentros muy diferentes los unos de los otros. Con mucho trabajo del puesto de vista de la preparación e importantes porque han traído una energía nueva dentro de la comunidad. La visita de Juan Pablo II ha traído energía al diálogo judío-católico. Benedicto XVI ha traído un fuerte impulso, tanto en el viaje a Tierra Santa como en el de Líbano. En sus discursos, en sus gestos, ha subrayado la importancia del encuentro con la comunidad local. El papa Francisco es muy popular. Sabemos que su impulso a la comunidad cristiana se expresará de alguna otra manera.

¿Qué diría al Santo Padre y a nuestros lectores que quizá no conocen con precisión los problemas de Oriente Medio?
–Padre Pizzaballa: Jerusalén es la casa de Pedro, allí de donde ha salido Pedro. Voy a decir sin duda que el Santo Padre que es bienvenido, que ésta es también su casa. Les diré también que vivimos en una realidad muy compleja, que no debe ser juzgada sino comprendida.

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Giorgia Innocenti

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