KAMPALA, martes, 1 junio 2004 (ZENIT.org).- El cardenal Renato R. Martino se encontró este martes con las poblaciones del norte de Uganda flageladas por la guerra para transmitirles la solidaridad de Juan Pablo II.
El presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz dirigió en la catedral de Gulu, capital del norte del país, sus palabras a los fieles que llenaban el templo, según ha informado el padre Giulio Albanese, director de la agencia misionera «Misna» que le acompaña.
El purpurado italiano calificó de «héroe» al arzobispo de la localidad, monseñor John Baptist Odama, que entre otras cosas es presidente de ARLPI –«Iniciativa para la Paz de los Líderes Religiosos de la región Acholi».
Al referirse a los más de quince años de guerra que vive la región, el cardenal Martino citó un proverbio africano que dice: «las llamas de una zarza no se pueden apagar con el fuego», es decir, la violencia no se supera con las armas, sino con la fuerza del Evangelio.
A continuación, informa el padre Albanese, el purpurado llegó al campo de refugiados de Pagak, en el que hace unas semanas fueron asesinadas más de 30 personas, para manifestar la solidaridad de la Santa Sede.
«La situación desde el punto de vista humanitario es verdaderamente desesperadas. El 80 por ciento de la población prácticamente está desplazada. Las misiones se han convertido en auténticas ciudadelas de la sociedad», explica el director de Misna.
El cardenal visitará mañana Kitgum, localidad en la que la misión católica fue atacada este lunes por los rebeldes del grupo guerrillero Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés).
El padre Albanese recuerda que «la mayoría de estos rebeldes son prácticamente niños que han sido secuestrados en las aldeas y obligados a combatir a la fuerza».
En el Norte de Uganda, desde 1994, cuando el gobierno sudanés de Jartum apoyó al líder del LRA, Joseph Kony, se han secuestrado a 25 mil niños, añade el director de la agencia misionera.
