Enviado del Papa reza en la Zona Cero de las Torres Gemelas

La Santa Sede patrocina un fondo para huérfanos de las víctimas

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NUEVA YORLK, 21 junio 2002 (ZENIT.org).- Un enviado especial de Juan Pablo II oró este jueves en la Zona Cero (Ground Zero) de las Torres Gemelas por las víctimas del atentado del 11 de septiembre y anunció la creación de un fondo para pagar los estudios de sus víctimas.

«En nombre de Juan Pablo II, ofrezco a la gente de Nueva York, y especialmente a quienes han perdido a algún ser querido en esta enorme tragedia, mis sinceras y sentidas oraciones para que Dios les dé el don de la consolación y la fuerza», dijo el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaria de Estado.

El prelado argentino, que estaba acompañado por el cardenal Edward Michael Egan, arzobispo de Nueva York, y por el arzobispo Renato Martino, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, colocó un ramo de flores al pie de una cruz colocada en donde surgía el World Trade Center.

Monseñor Sandri anunció, además, que la Santa Sede patrocinará un fondo económico para apoyar en sus estudios a huérfanos de la tragedia.

El cardenal Egan reveló que el fondo debería beneficiar a los hijos de policías, bomberos, y agentes sanitarios que murieron el 11 de septiembre y que quieran estudiar medicina en el New York Medical College de Valhalla (Nueva York).

El fondo ha sido bautizado con el nombre de Robert John Ferris, quien trabajaba en el World Trade Center. Egan explicó que se encontraba cerca del hijo de Ferris, el doctor Robert Edward Ferris, en el St. Vincent´s Medical Center, mientras veían como se derrumbaba la segunda torre en aquella trágica mañana.

«Me dijo: «Mi padre está allí»», recordó el cardenal Egan. «Le respondí: «Vamos allí a rezar. Pero él añadió: «Los heridos están viniendo. Aquí está mi lugar».

«En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2002, Juan Pablo II ha dicho que no puede haber paz sin justicia y justicia sin perdón –dijo monseñor Sandri en la ceremonia–. Es una verdad difícil de abrazar, pero tenemos que hacerlo, si queremos que nuestro mundo viva en la libertad y en la paz duradera».

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ZENIT Staff

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