Episcopado de Nicaragua: «¡Paz a los hombres de Buena Voluntad!»

Mensaje con ocasión de la Navidad

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MANAGUA, 17 diciembre 2003 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que la Conferencia Episcopal de Nicaragua difundió el pasado lunes, en vísperas de la celebración de la Navidad.

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MENSAJE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA
¡PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD!

A los Presbíteros y Diáconos
A los Religiosos y Religiosas
A los Sociedades de Vida Apostólica y Prelaturas
A los Movimientos Laicales y Agentes de Pastoral
A todos los hombres de buena voluntad

“Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros» (2 Cor 13,11).

Queridos hermanos y hermanas:

1.- Dentro de pocos días estaremos celebrando religiosamente el advenimiento o venida del Hijo de Dios entre los hombres. La Iglesia celebra cada año el misterio de este amor tan grande hacia nosotros, nos recuerda que la gracia, es decir, la voluntad de Dios para salvar al hombre, es más poderosa que el pecado. El Señor nos trae con su presencia un mensaje de paz y de alegría, para los tristes y afligidos a causa del pecado y el olvido de los hombres; un mensaje de esperanza para los que se encuentran frustrados y desanimados; un mensaje de conversión para los que están alejados de Dios; un mensaje de aliento para retomar de nuevo el camino de la reconciliación y de la paz.

Dirigimos este Mensaje a los hombres de buena voluntad, para reanimarlos a una esperanza renovada y consciente que el Dios de la paz sólo habitará en «los corazones dispuestos a abrirse a Aquel que trae, con su venida entre nosotros, el don inestimable de la paz a toda la humanidad» (Juan Pablo II, en el primer domingo de Adviento, 30.IX.03). Por ello fue llamado príncipe de la paz (Is 9,6) y su nacimiento es un anuncio de paz en la tierra para los hombres de buena voluntad (Lc 2,14).

¡Paz a las familias de Buena Voluntad!

2.- Paz a las familias que son servidoras de la vida en la procreación y en la ayuda eficaz para transmitir y educar auténticamente los valores humanos y cristianos (cfr. SD 214). Que proclama su fe en Dios Creador de la vida, (Gen 1 y 2), y en su Hijo Jesús, “camino, Verdad y Vida”(Juan 14,6), frente a los desafíos de una cultura de la muerte: drogas, pornografía, alcoholismo, violaciones, aborto, las influencias de ideologías que exaltan el divorcio, las uniones libres, la ideología de género, la libertad sexual, la homosexualidad, la institución de modelos desintegrados de familia.

Recordamos que “María es nuestro apoyo infalible en la dura lucha contra el pecado y sus consecuencias” (Juan Pablo II, solemnidad de la Inmaculada Concepción, 2003). Llamada a ser la Madre de Dios, María vivió plenamente su maternidad desde el día de la concepción virginal, culminándola en el Calvario a los pies de la Cruz (Incarnationis Mysterium, n. 14). En Navidad tendremos presente el misterio redentor de la Vida; en Belén a María «se le cumplieron los días del alumbramiento» («Lc» 2, 6), y llena del Espíritu Santo dio a luz al Primogénito de la nueva creación.

¡Paz a los jóvenes de Buena Voluntad!

3.- Paz a los jóvenes que buscan a Cristo y que se comportan como Hijos de Dios, que no tienen miedo de llegar a ser santos y que se dejan guiar por el Espíritu de Dios (cfr. Rm 8,14).

No se dejen engañar por la tentación de la evasión: del mundo ilusorio del alcohol, de la droga; de huir de toda responsabilidad, de ceder ante las efímeras relaciones sexuales sin compromiso matrimonial o familiar; cuídense de los hombres violentos y sin escrúpulos, “estad alerta contra el fraude de un mundo que quiere explotar o dirigir mal vuestra energía y ansiosa búsqueda de felicidad y orientación». (Juan Pablo II, Año Internacional de la Juventud, 1985). A ustedes jóvenes, les exhortamos a estar atentos y vigilantes, para ser valientes en el momento de escoger tu opción, «¡No tengáis miedo!», (Juan Pablo II, 22.10.78): entre el bien y el mal, elige el bien; entre la comodidad y la responsabilidad, elige la responsabilidad; entre la verdad y la mentira, elige la verdad; entre la paz y la violencia, elige la paz; entre la santidad y la mediocridad, elige la santidad. El camino a seguir es Cristo Jesús, el único que conduce a la alegría y a la libertad verdadera. «No temas, el Señor está contigo» (Is.41,10).

¡Paz a los gobernantes, legisladores, ministros, partidos políticos, servidores públicos de buena voluntad!

4.- Paz a los hombres políticos que anteponen sus intereses partidistas y personales a los intereses de la nación. Nos urge, pues, que nuestros políticos sean hombres de paz y no hombres de violencia para superar «los graves problemas que amenazan la dignidad de la persona humana, la familia, el matrimonio, la educación, la economía y las condiciones de trabajo, la calidad de la vida y la vida misma,… » (Cfr. Ecclesia In América, n.19). El hombre de paz sabe que la “mentira hace imposible la vida social”(Santo Tomas, sobre los mandamientos, 1.c.,p.281), vive de la verdad y de la sinceridad, es lúcido ante las injusticias, las tensiones y los conflictos que existen. No agrava las frustraciones y las luchas, confía en las facultades superiores del hombre, en su razón y en su corazón; inventa caminos de paz, que llevan a un resultado verdaderamente humano y duradero. En cambio el hombre de violencia engaña a la opinión confundiendo sus intereses con los intereses del Bien Común, conoce la verdad pero no la dice, dejando entrever la apariencia de una solución radical y rápida; se inviste como justiciero pero violenta la justicia, se enaltece como pacifico pero quebranta la paz, se proclama libertador cuando en verdad es un hábil manipulador de conciencias y falso prometedor de abundancias.

De ahí que, las recurrentes crisis institucionales de los poderes del Estado, la falta de voluntad política por trabajar por el Bien Común, la falta de verdad, el descrédito lanzado contra el adversario, el chantaje, la intimidación, las insinuaciones de incertidumbres y de violencia, sólo pueden ser allanados por hombres de buena voluntad, capaces del esfuerzo de verdad y de sinceridad que consolida la paz.

Por otra parte, el sombrío drama de nuestra nación clasificada en las estadísticas como país pobre y altamente endeudado, es una situación que nos debe preocupar y alarmar a todos, no sólo para alcanzar la anhelada condonación de la deuda, sino para buscar juntos, un justo desarrollo basado en la dignidad de la persona, la solidaridad, el amor a la patria, la equidad, la justicia y la paz. Por ello, exhortamos a los que dirigen la nación a no tener miedo de invertir en el desarrollo humano y de cuidar nuestro medio ambiente para asegurar a las próximas generaciones su espacio vital; las nuevas políticas económicas deben dar oportunidades a todos y no a unos pocos, que garanticen beneficios para todos los nicaragüenses, y no hacer más larga la brecha entre ricos y pobres.

¡Paz a los Medios de Comunicación de buena voluntad que contribuyen y fomentan la paz!

5.- Paz a los Medios de Comunicación que ejercen su papel de mediadores entre los hombres, que promueven la unidad en un ambiente de respeto absoluto a la verdad, a la decencia, a los valores morales, a los que no se afanan por adaptar la verdad para satisfacer las exigencias de los poderes económicos o políticos; a los que no promueven una cultura de violencia, inmoralidad y superficialidad; a los que no se capitalizan por medio del escándalo ni del sensacionalismo amarillista, alimentando al público con sospechas y especulaciones, sino más bien, contribuyen y fomentan la paz derribando las barreras de la desconfianza, impulsando la reflexión sobre el punto de vista de los otros, y esforzándose siempre por aunar a to
dos en el entendimiento y el respeto mutuo; porque en los momentos que «dominan el odio y la sed de venganza…,es necesaria la gracia de la misericordia para apaciguar las mentes y los corazones y construir la paz» (Juan pablo II, Homilía en el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Lagiewiniki, 17 de agosto 2002, nº 5); de esta manera los medios de comunicación contribuirían valientemente a promover y construir la paz en una sociedad tergiversada y dividida.

¡Paz a los educadores y formadores de buena voluntad!

6.- Paz a los maestros y maestras, educadores y catedráticos de nuestras escuelas y universidades que forjan los verdaderos valores de la caridad, el respeto a la vida, a la integridad y honor de las personas, la justicia, la verdad, la honestidad. Sólo con principios éticos sólidos se puede ser promotores de los valores morales; precisamente en una sociedad en la cual hay un elevado porcentaje de la población que vive en condiciones de extrema pobreza, un alto índice de desempleo, un incremento de la violencia y de la corrupción casi como un sistema de vida, el debilitamiento de la institución familiar, factores todos que repercuten directamente en el desgaste moral de nuestra sociedad.

¡Paz a los médicos y personal sanitario de buena voluntad!

7.- Paz a los médicos, enfermeras y personal sanitario que entregan y desgastan su vida para dar vida y salud a los que padecen dolencias y enfermedades; a los que dan esperanza a los pobres y al que se aflige, a los que no tienen para comprar los medicamentos y a los que no se benefician del seguro social. Paz a los médicos, enfermeras y personal sanitario, que son guiados por una visión integralmente humana de la enfermedad, en su acercamiento cumplidamente humano en el respeto a la vida y en su dedicación al enfermo que sufre.

¡Paz a los hombres y mujeres de empresas de buena voluntad!

8.- Paz a los hombres y mujeres de empresas, que invierten su capital en fuentes de producción en pro del desarrollo y del progreso; que descubren que la economía ha de ser basada en la obligación moral del amor, de la responsabilidad y de la solidaridad. Que toman en cuenta que el desarrollo no debe basarse solamente en la reconstrucción física, o en la aperturas de nuevos mercados o en la alta tecnología; sino que proponen nuevos modelos de desarrollo que brindan satisfacción humana: salud, educación, alimentación, vivienda, etc., que reconocen que la inversión en el capital humano, es la inversión más rentable y la única manera de alcanzar un desarrollo integral y digno para todos.

Paz a los que poseen el talento y la preparación intelectual para que lo consagren al desarrollo de Nicaragua. No cedan a la tentación del tener, el placer y el poder, vicios que corroen nuestra sociedad, y que pueden empujarla a la destrucción y a la anarquía.

¡Paz a los migrantes!

9.- Paz a los migrantes, a los que se desplazan por nuestras fronteras a causa del desempleo, a los que buscan el sustento propio y el de su familia, de seguridad y bienestar personal. Independientemente de su situación legal, los migrantes poseen una dignidad humana intrínseca que deben ser respetados, tanto en países de origen como de transito y destino, por lo que pedimos se adopten políticas gubernamentales que respeten los derechos humanos de los migrantes a través de gestiones con los gobiernos del área, para la aplicación de normas internacionales sobre migración que favorezcan el acompañamiento solidario a quienes con frecuencia se les detiene en prisión, se les irrespeta su dignidad de personas o carecen de techo y comida, y al mismo tiempo desarrollar políticas que propicien las condiciones para el retorno e inserción en la vida socioeconómica de la nación.

Paz a los campesinos y a los pobres de los asentamientos de las ciudades que luchan día a día para llevar el pan a sus hogares. Que el Niño Dios que nació en Belén y se hizo ver por los pobres, en primer lugar, les de paz y esperanza en un futuro mejor en el que todos recobren su plena dignidad de hijos predilectos de Dios. Recordamos a la santa Familia de Nazaret, que fueron también perseguidos y migrantes en busca de cobijo y pan (Mt 2, 15); desde entonces, la Sagrada Familia es una figura con la que se pueden identificar migrantes y refugiados, dándoles esperanzas y valor en momentos difíciles.

¡Sólo el amor de Dios es capaz de hermanar a los hombres!

10.- La misión especifica de la Iglesia es la reconciliación de todos los hombres y de todos los pueblos, entendida en toda su plenitud: reconciliación completa y definitiva entre Dios y los hombres y de los hombres entre sí. Ser cristiano obliga a comprometerse en esa misión: “Sólo el amor de Dios es capaz de hermanar a los hombres de cada raza y cultura! ¡Sólo el amor de Dios es capaz de hacer desaparecer las dolorosas divisiones, los contrastes ideológicos, las desigualdades económicas y los violentos atropellos que oprimen aún a muchos nicaragüenses!” (Cardenal Miguel Obando Bravo, Carta Pastoral sobre la Misión, 2002). Esto nos compromete a una Nueva Evangelización en donde se haga presente los valores evangélicos del Reino de Dios en la construcción de una nueva Nicaragua basada en la vida, la justicia, la reconciliación y la paz.

Conclusiones

11.- Sabemos que no es fácil luchar por la construcción de una sociedad nueva, más aún cuando se promueven ataques a la familia, se incitan sospechas contra la Iglesia para acallar su voz, cuando se suscitan toda clase de individualismos y estructuras sociales injustas. La tarea es ardua, y sólo con la intercesión de la Inmaculada, ¡La Purísima! y el compromiso de todos es que podríamos abrevar nuestra sed de Dios, y resonará en nuestras vidas su evangelio: ¡Haced lo que el les dice! (Jn. 2,5). Es el momento de orar insistentemente para vencer el mal y lograr poner fundamentos sólidos en la renovación de la familia y de la sociedad (S.E. Mons. Bosco Vivas, Carta Pastoral sobre el Rosario, 2003).

Hacemos nuestra la invitación de Su Santidad el Papa Juan Pablo II, a entrar jubilosos en el 150 aniversario de aquel solemne acto del magisterio de la Iglesia, conmemorando solemnemente la proclamación del DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN (8 de Diciembre de 1854), rogando por la paz en los corazones y en las familias, en las comunidades y entre los pueblos; paz sobre todo, para aquellas naciones donde el fantasma de la guerra y de la muerte anula la dignidad de la persona humana, “meditando en el Santo Rosario que es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Y vivirlo como una significativa oportunidad catequética, para continuar de este modo la obra de anunciar a Cristo”(cfr. Rosarium Virginis Mariae, 17). También anunciamos a nuestros fieles la proclamación del año 2004 como AÑO DE LA CATEQUESIS, donde seremos convocados a sesiones de reflexión para revitalizar y actualizar las conclusiones del Segundo Concilio Provincial, en el X aniversario de su promulgación. Que la Santísima Virgen María, causa de nuestra alegría y Estrella de la Evangelización, haga suyo este compromiso de fe y de amor

A nuestros fieles, comunidades cristianas, agentes de pastoral, catequistas, delegados de la palabra, movimientos eclesiales, sacerdotes, religiosos y religiosas, en fin todos deben de tener confianza y valor para hacer que triunfe el reino de Cristo en la familia y en la sociedad nicaragüense; no desfallezcamos en el camino de la verdad y de la santidad, que «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre» (Hb 13,8).

Managua, 15 de diciembre, en las vísperas de la novena en preparación del nacimiento del Salvador, Año del Señor 2003.

Doy fe,

+ Mons. Juan Abelardo MATA GUEVARA
Obisp
o de Estelí
Secretario General
Conferencia Episcopal de Nicaragua

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ZENIT Staff

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