Episcopados europeos piden evitar que los «conflictos ecológicos» pasen al plano religioso

Concluye la VI Consultación de delegados de medio ambiente organizado por el CCEE

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NAMUR, martes, 8 junio 2004 (ZENIT.org).- «Acciones concretas» y «diálogos intensos» son necesarios para que los «conflictos ecológicos sobre el acceso a los recursos» naturales en el mundo no se trasladen al plano religioso, advirtieron el fin de semana pasado los delegados de medioambiente de las Conferencias episcopales europeas.

En esta cuestión el diálogo interreligioso tiene un papel clave, según se desprende de las conclusiones de la VI Consultación de las Conferencias Episcopales Europeas sobre «la responsabilidad de las Iglesias y de las religiones por la Creación» celebrada de 3 al 6 de junio en Namur (Bélgica).

Organizada por el «Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa» (CCEE) en colaboración con la diócesis de Namur y de la Conferencia Episcopal de Bélgica, la cita ha convocado a más de 60 delegados de 22 países de Europa, junto a representantes de distintos organismos eclesiales europeos y de otros credos (Cf. Zenit, 19 de mayo de 2004).

«La responsabilidad por la creación es un desafío central para el futuro de la tierra, para la defensa de la paz y también para el testimonio cristiano en la sociedad contemporánea: sobre esta valoración del problema ecológico las Iglesias cristianas están de acuerdo», expresa un comunicado del CCEE.

Pero también «el diálogo interreligioso es necesario para la responsabilidad ecológica», según se ha concluido en los debates de este encuentro.

Y es que «no hay paz sin diálogo ecuménico e interreligioso», y tampoco «sin justicia»; pero «no hay justicia sin la correcta gestión y salvaguarda de los recursos de la creación», se advierte en las conclusiones del encuentro.

En él se ha podido constatar que «detrás de todo conflicto existe de hecho un problema de repartición de los recursos naturales».

De ahí que «sean necesarias acciones concretas y diálogos intensos» para que «los conflictos ecológicos sobre el acceso a los recursos de agua (como en Oriente Medio), petróleo (en Irak) y tierra cultivable (África) sean detenidos y no se trasladen al plano religioso».

En este sentido, «el diálogo interreligioso (hoy sobre todo entre las comunidades cristianas e islámicas) adquiere una creciente importancia para la conservación y la recuperación de la paz».

«Para evitar toda posible ambivalencia de las religiones monoteístas frente a la violencia, el diálogo interreligioso y el ecumenismo se convierten en los presupuestos determinantes para la paz y por lo tanto también para la sostenibilidad», alertan los participantes de la reunión de los episcopados europeos en materia de medio ambiente.

Señalan que, puesto que «globales son los problemas que amenazan el equilibrio del ambiente, las soluciones deben por ello ser globales, pero al mismo tiempo aplicables a nivel local, según el principio de subsidiariedad».

«Las Iglesias y las religiones tienen en esto una especial responsabilidad y potencialidad, porque están presentes en todos los niveles de la sociedad», reconocen.

En el encuentro se ha anunciado la celebración de la III Asamblea ecuménica europea en el 2007 (en Rumanía) también como «una ocasión para una acción y una toma de posición común de las Iglesias sobre temas de medio ambiente».

Además se enviará un documento a las Conferencias Episcopales para apoyarlas en su compromiso por la salvaguarda de la creación.

El encuentro recién celebrado en Namur cierra el ciclo de seis consultaciones organizadas por el CCEE (la primera tuvo lugar en 1999).

En los trabajos han estado también presentes representantes del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, de la Comisión de los Episcopados de la UE (Comece), de la Red Ecuménica europea para el medio ambiente (ECEN), de «Justitia et Pax Europa», de las órdenes religiosas (UCESM).

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ZENIT Staff

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